Saludos y bienvenida

Aquí empieza mi historia diaria como Reina Guerrera, advierto a los pusilánimes y cortos de miras, a los que sufren la dolencia del puritanismo, que leerán las palabras de una mujer completa, dura y a la vez tan dulce que pica los dientes, pero también los rompe...
Luego no vengan con quejas, si quieren quédense y disfruten conmigo, nadie les obliga a leer.
Un saludo y tened mi compañía, aunque no siempre la visita a vuestros Palacios será de cortesía.
Todo lo aquí escrito es fruto de la fantasía de la autora, cualquier relación con la vida real, es pura coincidencia (¿o no?)


sábado, 14 de marzo de 2009

Amanece que no es poco

Hoy me levanté aturdida, la noche pasada mi Señor Zarathustra y yo abusamos del vino en demasía. El aun duerme, es hermoso verle desnudo sobre el tálamo que casi todas las noches bendecimos con pasión, su largo pelo negro y ondulado reposa sobre la bella piel dorada por el sol de mil batallas.
Esa imagen me hace amarle y desearle aun más, pero tengo menesteres que cumplir en mi Reino.
Mis doncellas alivian mi cuerpo machacado por la pasión de mi amo, con agua traída de los manantiales de mis dominios y perfumada con lirios de primavera. Me visten con ropa ligera y recogen mi pelo en una guirnalda de prímulas blancas, hoy hará calor y tengo mucha faena por delante.
Primero me dirijo a las cocinas de palacio, encargo un abundante desayuno para mi señor, tiene el apetito tan desmesurado en la mesa como en el lecho y doy órdenes precisas para la cena, hoy será de gala, viene un querido amigo mío, Gordohernan del reino de los Perros Ikariam a hacerme una visita de cortesía, es un gran guerrero y alivia los días en que mi señor no está para complacerme.
Después de dejar los fogones llenos de marmitones apresurados, me dirijo a las cuadras reales, paso revista mis caballos y ordeno sacar el estiércol para extenderlo en los campos de labranza, pronto los labriegos sembrarán las patatas que dan de comer a mi pueblo.
Vuelvo a palacio, mi señor ya ha marchado sin despedirse, cosa habitual en él, le molesta la llegada de uno de mis guerreros amigos, pero no me dice nada, sabe que soy una mujer indomable y muy ardiente, es cosa de que coja costumbre.
Paso por mis aposentos a cambiarme y me pongo la ropa de combate, voy a salir con las tropas a dar unos cuantos saqueos, soy mujer de acción ando aburrida.
Voy al escondite y repaso los informes de los espías, veo que mi vecinitos han estado haciendo las labores por la noche y llenando sus almacenes con materiales para mí.
Decido abrir tres frentes a la vez, yo iré a la cabeza del más peligroso... Me gusta sentir el fragor de la batalla, ver el terror del enemigo en sus ojos mientras lo ataco y el reflejo de sorpresa cuando se da cuenta que lo último que ve es que su muerte viste de mujer...
Dos horas estuve en camino y regresé casi al mismo tiempo que mis demás flotas, necesito más barcos mercantes, es una lástima que se hallan inventado los bancos y no pueda saquear oro, anoto mis "ganancias".




Debo volver a Palacio a prepararme para recibir a mi perrito, creo que hoy se irá contento a su perrera, me hierve la sangre y estoy llena de adrenalina, pero apesto como una mofeta a sangre, sudor y muerte...


Empezando el relato

Hoy comienzo a escribir en este viejo diario, mis vivencias personales en el Mundo de Epsilon.
Poco más de medio año que me instalé en estas islas de Ikariam, lejos yo estaba de imaginar las aventuras y desventuras que me habían acontecer, que seguirán afortunadamente ocurriéndome en pos de un sueño letal, ser una de las Grandes Señoras de la Guerra en todo el vasto imperio que me rodeo.
Aquí empieza mi historia diaria como Reina Guerrera, advierto a los pusilánimes y cortos de miras, a los que sufren la dolencia del puritanismo, esto serán las palabras de una mujer completa, dura, tan dulce que pica los dientes, pero también los rompe...
Luego no vengan con quejas, si quieren quédense y disfruten conmigo, nadie les obliga a leer.
Un saludo y tened mi compañía, aunque no siempre la visita a vuestros Palacios será de cortesía.