Saludos y bienvenida

Aquí empieza mi historia diaria como Reina Guerrera, advierto a los pusilánimes y cortos de miras, a los que sufren la dolencia del puritanismo, que leerán las palabras de una mujer completa, dura y a la vez tan dulce que pica los dientes, pero también los rompe...
Luego no vengan con quejas, si quieren quédense y disfruten conmigo, nadie les obliga a leer.
Un saludo y tened mi compañía, aunque no siempre la visita a vuestros Palacios será de cortesía.
Todo lo aquí escrito es fruto de la fantasía de la autora, cualquier relación con la vida real, es pura coincidencia (¿o no?)


domingo, 29 de marzo de 2009

Misiones

En el salón de recepciones me esperaban dos figuras embozadas, de una de ellas ya me lo esperaba, pues sus escasas visitas eran siempre del mismo modo, el otro me extraño más, dada la relación que nos unía y sobre todo el hecho de verlos por primera vez juntos.
La entrevista duró apenas unos minutos, eran claras las peticiones, pero duras, con ellas el compromiso se acentuaba y declaraba públicamente.
Había llegado la hora del dar la cara. Despedí a mis misteriosos visitantes y llamé a mis Consejeras de Interior, Guerra y Contraespionaje.
Redactamos y acordamos las tácticas a seguir, mi ejercito atacaría en son de Guerra a un objetivo fijo, diez espías partirían en misiones muy peligrosas a Islas lejanas y yo misma tendría que ir a comunicárselo a nuestro Líder.
Disponía de cuatro horas, como mucho cinco antes de que mi esposo y General de PuVit, despertará y tomará parte en el asunto.
Le tenia que dejar descansar, lo necesitaba al 100% de sus facultades.
Me eché una gruesa capa de viaje que ocultaba premeditadamente mi figura y en la montura más veloz de mis cuadras, partí sola al Palacio de mi Soberano.

En apenas una hora estaba delante de su regia persona, me recibió con el cariño y humildad que caracteriza a los Grandes Personajes de la Historia, mis palabras fueron concisas al comunicarle los deseos que habían expresado mis visitantes.
Su gesto se endureció y aunque no expreso gesto de dudas, medito unos minutos, hasta que al fin me dio las ordenes que yo tanto deseaba oír:

- Lo haremos. Vos hacer lo acordado, yo me encargaré personalmente de la otra parte.-
Eso demostraba de que pasta estaba hecho mi Líder, él mismo en persona acudiría a una batalla en tierra desconocida, contra posibles enemigos futuros.
Me despedí con una reverencia y presurosa partí hacía mis dominios, donde me esperaba las flotas armadas dispuestas ya para la contienda, parecía un buen contrincante.

Llegamos por mar y tierra en perfecta combinación de tiempo, sin reporte de espías ya que el riesgo era alto y nos encontramos con una ciudad casi fantasma, pocos navíos y pocos soldados, la masacre fue terrible, el botín escaso, era batalla no rapiña.
Salimos victoriosos pero defraudados, un oponente que nos sacaba más de 100.000 pts en totales y un fiasco de ejercito.


Hora y media después llegamos a casa.
Tomé un baño rápido y pedí informes a los espías, aun no habían llegado a su destino.

Volví a los aposentos donde reposaba mi guerrero, me desnudé buscando su cuerpo cálido y receptivo, él me acogió medio dormido, sintió la tibieza de mis deseos latentes y sus instintos masculinos respondieron con la armonía de un encuentro largamente esperado.

Hicimos el amor largamente y mirándonos a los ojos, quizás sintiendo que está vez podría ser la última en que nos entregáramos en cuerpo y alma, se avecinaban tiempos difíciles llenos de sangre y muerte, no aptos para los sentimientos humanos.

Nos dejamos llevar por el momento y nada, ni nunca había sido tan perfecto, no solamente nuestros cuerpos se unieron, esta vez sentí su alma dentro de mi, amándome como nadie lo había hecho hasta ahora... Y yo me entregué de la misma manera....

Morimos y volvimos a nacer en este nuevo día que ya despuntaba por los grandes ventanales de Palacio.