Desperté en la mañana más cansada que el día anterior, la visita de mi Señor había provocado negras nubes en mi mente y algo, muy dentro de mi se había roto para siempre...
El desánimo me cubría y ahogaba con un manto negro de desesperación.
Quería huir... Tenia que hacerlo, dejar a tras todo y no mirar atrás, comenzar de nuevo.
Necesitaba sentirme libre, los problemas burocráticos me ahogaban en un mar de diplomacia y mataba mi ser de Guerrera.
Eso no podía permitirlo...
Me vestí y aseé sin ayuda de mis doncellas y salí presurosa para el edificio de la Embajada.
Allí me encontré otro días más de misivas con consultas, peticiones de ayudas y quejas varias...
La nube se volvió mas negra y empezaba a faltarme el aire.
Quería salir a guerrear, dar batalla, oler sangre... Y solo olía papeles viejos y tinta aguada.
Al mediodía, mareada del todo, lo decido...
Tengo que hacerlo si quiero salvarme, mando venir a a mi escribiente y le redacto una carta para mi Líder...
Es el final.
Saludos y bienvenida
Aquí empieza mi historia diaria como Reina Guerrera, advierto a los pusilánimes y cortos de miras, a los que sufren la dolencia del puritanismo, que leerán las palabras de una mujer completa, dura y a la vez tan dulce que pica los dientes, pero también los rompe...
Luego no vengan con quejas, si quieren quédense y disfruten conmigo, nadie les obliga a leer.
Un saludo y tened mi compañía, aunque no siempre la visita a vuestros Palacios será de cortesía.
Todo lo aquí escrito es fruto de la fantasía de la autora, cualquier relación con la vida real, es pura coincidencia (¿o no?)
Luego no vengan con quejas, si quieren quédense y disfruten conmigo, nadie les obliga a leer.
Un saludo y tened mi compañía, aunque no siempre la visita a vuestros Palacios será de cortesía.
Todo lo aquí escrito es fruto de la fantasía de la autora, cualquier relación con la vida real, es pura coincidencia (¿o no?)
sábado, 4 de abril de 2009
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