Saludos y bienvenida

Aquí empieza mi historia diaria como Reina Guerrera, advierto a los pusilánimes y cortos de miras, a los que sufren la dolencia del puritanismo, que leerán las palabras de una mujer completa, dura y a la vez tan dulce que pica los dientes, pero también los rompe...
Luego no vengan con quejas, si quieren quédense y disfruten conmigo, nadie les obliga a leer.
Un saludo y tened mi compañía, aunque no siempre la visita a vuestros Palacios será de cortesía.
Todo lo aquí escrito es fruto de la fantasía de la autora, cualquier relación con la vida real, es pura coincidencia (¿o no?)


lunes, 23 de marzo de 2009

Día de batallas

Tras la agradable velada de ayer, me encontraba en forma y con ansias de batalla.
Nuevamente vestida con ropas de guerrera, acudí a los cuarteles y mientras buscaba un objetivo digno, mandé terminar el saqueo de ayer, destruyendo las unidades que quedaban en otra de las Islas del Reino que habían visitado mis tropas, mientras yo disfrutaba del esclavo.
Buenos soldados y mejor botín:

Tardé en localizar un rival digno con top en Generales alto, mandé espías y el resultado fue insatisfactorio, uno lo perdí y los otros fueron descubiertos, aunque lograron huir.
Calculé las posibilidades que tendría de éxito, sin saber el numero de unidades que poseía el enemigo, el riesgo era grande... Pero lo que se avecinaba en diversión superaba todo.
Me decidí y mandé mis barcos de bloqueo, este es el resultado de la 1º contienda:

El Señor de esa ciudad estaba alerta, cuando menos me lo esperaba y con apenas 30 minutos de la llegada de mis tropas terrestres, se sumaron nuevos barcos de guerra del rival y se reanudó la batalla...


Aguante el tirón sin retirar las terrestres, la batalla naval duró tres largas rondas que me emocionaron y avivaron la sed de sangre. Con una diferencia de tres minutos, bloqueé el puerto y entramos en la ciudad sembrando la destrucción, la batalla se prolongó cuatro pases y este es el resultado final:
Llego a casa cansada del duro combate, pero feliz. Quizás me merezca otro encuentro con mi esclavo... Me doy cuenta que no se ni como se llama, ignoro todo sobre él, me sonrío complacida, lo que me interesaba conocer, ya tengo personalmente la información, lo demás es baladí.
Acelero el paso hacia Palacio, necesito ese relax.