Saludos y bienvenida

Aquí empieza mi historia diaria como Reina Guerrera, advierto a los pusilánimes y cortos de miras, a los que sufren la dolencia del puritanismo, que leerán las palabras de una mujer completa, dura y a la vez tan dulce que pica los dientes, pero también los rompe...
Luego no vengan con quejas, si quieren quédense y disfruten conmigo, nadie les obliga a leer.
Un saludo y tened mi compañía, aunque no siempre la visita a vuestros Palacios será de cortesía.
Todo lo aquí escrito es fruto de la fantasía de la autora, cualquier relación con la vida real, es pura coincidencia (¿o no?)


sábado, 22 de agosto de 2009

La Reina regresa (I)

Contemplo desde la proa de mi espolón a vapor, acercarse las costas de mi querido reino.
Detrás cientos de barcos de guerra, pertenecientes a mis tropas navales, sueltan cañonazos anunciando mi llegada, los marineros vitorean y montan jarana en las cubiertas, a sus gritos de alegría se unen los que se oyen desde tierra, el pueblo de Epsilon está contento y lo celebra, regresa su amada Reina.


Largos tiempos han transcurrido desde que partí rumbo a lejanas tierras, graves acontecimientos se estaban sucediendo en nuestro mundo, seres malignos llenos de oscuros y perversos deseos, promovidos por lo celos hacía mi Real Persona, empezaron a extender sus largas garras, ansiosas de un poder que jamás tendrían con honor y nobleza, el mio como Reina absoluta de Epsilon.
Grandes Líderes y Guerreros empezaron a caer por doquier, unos muertos en contienda, enfrentándose al negro horror que se avecinaba, otros se dejaban seducir por el falso cantar de sirena, que les prometía reinos y poder sin límites.
La corrupción y la muerte comenzó a correr por Epsilon como una plaga divina, pocos quedarían a salvo.

Por ello mi marido tomó una decisión salomónica, tendría que partir al mundo Ny con nuestros amados hijos, para salvarnos de los acontecimientos venideros.
Me intenté negar, estuve días implorando su magnanimidad para quedarme a su lado en tiempos difíciles, él estaba aun débil y me necesitaba, pero su decisión era firme:
- Pero querido, Tatukovik cuidará de ellos perfectamente, vos estáis aun convaleciente, no podéis enfrentaros a este caos en nuestro reino solo....-
-No- Su respuesta era siempre tajante y cortante, sus ojo revelaban dureza.
Pero un echo aconteció aquella noche...

Reposábamos los dos haitos de amor cuando las alarmas de ataque sonaron por todas las tierras de nuestro dominios.
¡Soldados enemigos llegaban a nuestras costas!

Presto nos vestimos con nuestros atavíos guerreros, vi a mi amado esposo tomar su poderosa espada, inmediatamente le cogí la mano deteniéndole....

-Quedaros...- Me miró con gesto severo.
-Por favor, dejadme ir sola, pronto no tendré oportunidad de entrar en contienda.-

Volvío a posar sus profundos ojos en mi, pero bajó su espada y me dio la espalda.

-Id.-

Corrí rauda hacía la puerta de los aposentos presurosa de encontrarme con mis milicias, pero aun pude escuchar su voz profunda:

-Pero tened cuidado.......-

En mis cuarteles todo era frenesí y gritos excitados.

Los soldados querían sangre y la tendrían, hoy pondría toda la rabia e impotencia que guardaba.
Observe preocupada que el enemigo traía más tropas que yo, pero confiaba en mi gente, eran feroces, más sabía que la batalla sería terrible.
Quedé helada cuando vi al que encabezaba al enemigo, era un ser horrible, androgino, una trinidad aberrante, parecía una mujer, pero realmente era una bestia infernal.


Más no nos amilanamos a pesar de la diferencia de tropas y nos lanzamos a la batalla con todas nuestras fuerzas. Sabíamos que sería a muerte....
Y realmente lo fue...
Para el enemigo, tras una larga batalla de horas, salimos triunfantes...


Pero sabía que volvería y con toda su furia y maldad, era un ser del averno sin piedad.