Saludos y bienvenida

Aquí empieza mi historia diaria como Reina Guerrera, advierto a los pusilánimes y cortos de miras, a los que sufren la dolencia del puritanismo, que leerán las palabras de una mujer completa, dura y a la vez tan dulce que pica los dientes, pero también los rompe...
Luego no vengan con quejas, si quieren quédense y disfruten conmigo, nadie les obliga a leer.
Un saludo y tened mi compañía, aunque no siempre la visita a vuestros Palacios será de cortesía.
Todo lo aquí escrito es fruto de la fantasía de la autora, cualquier relación con la vida real, es pura coincidencia (¿o no?)


martes, 31 de marzo de 2009

Batallas de alcoba

Hoy me levanté con ganas de ir de compras, no soy mujer de ir al mercado a regatear con tenderos groseros y toscos, así que cogí mis barcos directamente:







Atardecía cuando decidí parar, me había quedado con ganas de más batalla, pero mis soldados andaban ya poniendo mala cara y sobre todo la tropa de Hoplitas que aun parecían tristones por la perdida de su cabra.

Entre a Palacio tranquila, mi espada goteaba aun sangre y las criadas pusieron gesto de asco, eran muy delicadas. Una de ellas se acercó, evitando mirar mi hierro sangrante:
-Mi Señora, un caballero os espera en vuestro aposentos.-
¿Un caballero? ¿En mis aposentos? ¿Como lo habían dejado pasar sin mi consentimiento?
Recapacité y supuse que sería alguien muy cercano.
-Tomad.- La dije tendiéndola la espada.- Que la limpien y pulan con esmero, pobre de vos si se os cae y la destempláis...- Poco la faltó, pesaba demasiado para su flaco cuerpo.
Ordené a las demás que me preparan un baño en las termas, el olor a humo, sudor y muerte me envolvía como una telaraña.
Aseada ya, pasé a mi dormitorio.
Un hombre visiblemente herido y con gesto de sufrimiento, me esperaba semitendido en el diván, era el General Eipisha, me miró fijamente y apenas murmuro:
- Le he destruido los barcos, tres ataques, pero me confié y...-
No le dejé continuar, acudí presurosa a su lado llamando a gritos a los sirvientes:
-¡¡Traedme al Médico Real!! ¡¡Agua caliente y muchos paños limpios!! ¡¡Rápido!!-
El Perro se hallaba en un estado lamentable, pero gracias a los Dioses, era un hombre duro, tenía pocas heridas profundas, excepto una muy incisiva en el costado. Soportó sin un lamento la cura y el que el médico le cosiera el corte de las costillas.
Cuando al fin quedamos solos, le dí de beber hidromiel para que se hidratara y le sirviera de calmante.
-Gracias.- Me acarició la cara en un gesto tierno.
-No me deis las gracias General, sabéis que siempre recibiros es un placer, aunque no en estas circunstancias, ¿pero que sucedió?.-
Me contó un relato abreviado de la dura batalla, mis piel se erizó y mis pupilas se dilataron, había sido grandioso, me excito oírlo contar las proezas realizadas.
- Deberíais haberme llamado...-
- No os necesitaba, Reina.-
-¡¡Ufss!! Estos hombres... Siempre tan orgullosos, pues haberlo hecho solo para darme el gusto...-
Sus ojos se volvieron dos ranuras y alargando una mano me llevó hacía él, nos besamos apasionadamente, su boca sabía aun a batalla, gemí excitada, era un sabor que me extasiaba.
-Eso os lo puedo dar de otra manera Señora...-
Y a pesar de sus heridas y cansancio el General Eipisha me demostró una vez más de la madera que estaba hecho, hierro y fuego corrían por sus venas, esta vez fui yo la derrotada y él, el vencedor.

lunes, 30 de marzo de 2009

Diplomacia

Ya estoy nuevamente sola, mi Señor partió raudo con nuevas ordenes y cometidos.
Puesto al día sobre lo acontecido, tenía que acudir presto a organizar los ejércitos en masa de toda la Alianza.
Yo volví también a mis menesteres como Guerrera, revisaría las tropas, ajustándolas al máximo en precisión y eficacia, pero antes pediría informes a la Consejera de Contraespionaje.
Las noticias eran buenas... Todos los espías mandados, se habían infiltrado sin ser vistos y remitido lo pedido a tiempo.
Envié un emisario con los reportes al sitio indicado.
Pronto las repercusiones de las contiendas realizadas ayer, inundaron de protestas la Embajada que represento.
Entre ellas, venia la solicitud de entrada de un nuevo miembro cuyo comportamiento me resultó altamente extraño, no me equivocaba, tras falsificar su identidad en un trabajo muy chapucero, descubrí la autentica, nos querían meter un infiltrado. Me hizo gracia y le avisé de que pronto recibiría un embajador para darle la "bienvenida", tres cuartos de horas después de su ejercito no quedaba ni un guerrero en pie, la Princesa Taely era dulce y serena... Hasta que sacaba la espada.
Comprobé que mi Líder Titánico había salido indemne y victorioso de su propia contienda.
Necesitaba materia prima para afrontar lo que se venia y mandé, a mi pesar, ya que esta rapiña me era de desagradable, pero necesaria, saquear por los alrededores.
Tuve suerte, encontré un inactivo con bastantes recursos y cero ejercito.
Mandé 4 Hoplitas de visita formal:




Buenos resultados que me permitían mejoras... Pero que sabor amargo tenían, era como profanar y robar a los muertos....
Cuando el sol casi estaba en poniente sentí que mi corazón se agitaba y saltaba enloquecido. ¡¡Mi Señor estaba en peligro!!
Me volví loca de angustia, pero poco más tenía que hacer que esperar nuevas buenas suyas...

Secuestro...

Es tiempo de regresar a mis dominios, estoy pasando demasiado tiempo en brazos de mi Reina, y lo peor de todo, estoy haciendo que mis visitas sean “regulares” lo que hace de alguna manera previsibles mis actos, eso no es bueno en estos tiempos, caminaré un poco al pasar por las vertientes de agua dulce que riegan las entrañas del volcán dormido que adorna el horizonte de nuestros palacios…

Al llegar a la naciente, donde brota el agua más pura de Epsilon, me inclino a llenar mi bota, bebo unos cuantos sorbos, mi mente se aclara y mi cuerpo se refresca, me encuentro de rodillas frente al fino hilo de agua que brota de entre las piedras, el sol tibio relaja mis músculos, cierro mis ojos e inclino mi rostro hacia las alturas, dejando que sus rayos penetren en mi piel, de repente el tiempo se detuvo, permanecí inmóvil presintiendo el peligro, mi piel sentía las vibraciones provocadas por la presencia de seres sigilosos dispuestos a interrumpir este hermoso momento de soledad, alerta y preparado, aún con los ojos cerrados, siento como una figura indescriptiblemente veloz cubre mi cabeza con una fina y resistente capucha de piel, ajustándola en mi cuello de manera tal que era dificultoso quitármela sin perder la concentración, segundos antes de tomar la postura de defensa siento como cuatro finas manos tomaron con firmeza cada uno de mis brazos y piernas, ocho seres trataban de inmovilizarme, mis movimientos fueron perfectos y severos, elevé mi brazo derecho y sentí como los dos agresores que lo tomaban se levantaban por los aires, no eran grandes ni fornidos, pero eran de una fuerza respetable, tomé a uno de los que sostenían mi brazo izquierdo por el cuello y lo presioné hasta tocar mis dedos con la palma de mi mano, el agresor se desvaneció inerte e inmediatamente cuatro manos más tomaron mis brazos, mis movimientos se dificultaban, en el momento en que me deshacía de uno de ellos, mis pies ya habían sido atados con lazos acerados y comenzaba a ser arrastrado por el suelo, innumerables lazos se ceñían en mi cuerpo hasta que quedó completamente inmóvil; advertí que no podría luchar aunque quisiera, me habían atrapado… un golpe fuerte siguió a la faena haciendo que perdiera mi consciencia…

Pronto vuelvo en mi y siento mi cuerpo absolutamente inmovilizado, las olas golpeaban una embarcación de una estructura muy liviana y los extensos intervalos entre salto y salto me revelaban un viaja a mucha velocidad a través de los mares, al notar que comenzaba a despertar una persona se acercó hacia mi y derramó sobre mi capucha un líquido somnífero que me volvió a llevar al mundo de los sueños…

Desperté atado de pies y manos, con la cabeza aún cubierta, sentía la calidez del lugar donde me encontraba, no advertía lesiones en mi cuerpo ni golpes, había sido tratado con respeto por lo que deducía que mis captores traían “planes” para conmigo …

Percibía una fragancia que me era familiar, me encontraba de pie mis piernas estaban abiertas y sujetadas por los tobillos con grilletes y fijadas a los muros, mis brazos también estaban abiertos y las muñecas al igual que mis tobillos, prisioneros del muro, mi cuerpo estaba totalmente desnudo y el olor que inundaba la habitación me excitaba de una manera extraña, percibía algo nuevo…

Luego de varias horas de espera, siento los pasos de varias personas, sus movimientos eran cuidados y elegantes, los pasos revelaban unos cuerpos livianos y ágiles, era indudable que se trataba de mujeres, había sido capturado por mi reina ¿?, que planes traerá…

Confiado seguí el juego, sentía como sus manos acariciaban mi cuerpo y lo untaban con aceites cada centímetro de mi piel … de repente siento una extraña sensación de peligro, el aroma de los aceites empleados no era el mismo que los que usaba mi reina, sin embargo lo había sentido antes … no podía recordar donde ni cuando hasta que una de las raptoras pasó rozando mi rostro cubierto y pude percibir el perfume de las orquídeas color gris que sólo crecen en aquellas tierras lejanas de las que supo hablar alguna vez mi padre cuando era muy pequeño, estaba cautivo en tierra de féminas, sólo habitado por mujeres, reinos gobernados por ellas, guerreras entrenadas en los artes más letales, regiones donde la presencia de un hombre es signo de reproducción o esclavitud…

No me encontraba en casa de mi reina, mi vida corría peligro, las cuatro o cinco mujeres que se encargaron de prepararme solo frotaron mi cuerpo dejándome vibrando como un diapasón, esta rutina se repitió unas veinte veces con intervalos de unas dos horas, mi estado de tensión era absoluto, mi cuerpo estaba a punto de explotar … finalmente muchos pasos se sintieron, distintos a los anteriores, marchaban hacia mi formaron y se detuvieron, de pronto un luz extremadamente cegadora noté por los poros abiertos de mi capucha, un gran portal se había abierto ante mi y una silueta de una mujer se acercaba lentamente hacia mi … a mitad de camino dejó caer sus vestidos, notando su silueta desnuda acercándose, era una mujer de un tamaño que nunca antes había visto, su altura igualaba la mía, el tamaño de sus senos era perfecto y armonioso, se sostenía apuntando hacia mi pecho se detuvo frente a mi, que me encontraba extasiado y de una manera incontrolablemente excitado, trataba de resistirme pero era imposible, me habían preparado para esto y sólo era un espectador más … el muro que me atrapaba se inclinó hacia atrás dejándome acostado sobre las rocas, la mujer gigante se situó sobre mi y me poseyó, no pude hacer nada, solo sentir como en menos de veinte segundos esta fémina había quitado parte de mi y se alejaba dejándome nuevamente a oscuras…

Pasaron unas horas y me había recuperado, pude dormir sin que me tocaran y al despertar me encontraba con la cabeza descubierta sobre la hierba en el mismo lugar donde había perdido el conocimiento un par de días atrás, corroboré que no había sido un sueño o una ilusión mágica, mis muñecas y tobillos tenían aún las marcas de mi cautiverio y mi cuerpo olía a los aceites que habían penetrado mi piel, me habían vestido cuidadosamente y noté en las alforjas un rollo de papiro con una carta…

No me atreví a leerla … continué mi camino

domingo, 29 de marzo de 2009

Misiones

En el salón de recepciones me esperaban dos figuras embozadas, de una de ellas ya me lo esperaba, pues sus escasas visitas eran siempre del mismo modo, el otro me extraño más, dada la relación que nos unía y sobre todo el hecho de verlos por primera vez juntos.
La entrevista duró apenas unos minutos, eran claras las peticiones, pero duras, con ellas el compromiso se acentuaba y declaraba públicamente.
Había llegado la hora del dar la cara. Despedí a mis misteriosos visitantes y llamé a mis Consejeras de Interior, Guerra y Contraespionaje.
Redactamos y acordamos las tácticas a seguir, mi ejercito atacaría en son de Guerra a un objetivo fijo, diez espías partirían en misiones muy peligrosas a Islas lejanas y yo misma tendría que ir a comunicárselo a nuestro Líder.
Disponía de cuatro horas, como mucho cinco antes de que mi esposo y General de PuVit, despertará y tomará parte en el asunto.
Le tenia que dejar descansar, lo necesitaba al 100% de sus facultades.
Me eché una gruesa capa de viaje que ocultaba premeditadamente mi figura y en la montura más veloz de mis cuadras, partí sola al Palacio de mi Soberano.

En apenas una hora estaba delante de su regia persona, me recibió con el cariño y humildad que caracteriza a los Grandes Personajes de la Historia, mis palabras fueron concisas al comunicarle los deseos que habían expresado mis visitantes.
Su gesto se endureció y aunque no expreso gesto de dudas, medito unos minutos, hasta que al fin me dio las ordenes que yo tanto deseaba oír:

- Lo haremos. Vos hacer lo acordado, yo me encargaré personalmente de la otra parte.-
Eso demostraba de que pasta estaba hecho mi Líder, él mismo en persona acudiría a una batalla en tierra desconocida, contra posibles enemigos futuros.
Me despedí con una reverencia y presurosa partí hacía mis dominios, donde me esperaba las flotas armadas dispuestas ya para la contienda, parecía un buen contrincante.

Llegamos por mar y tierra en perfecta combinación de tiempo, sin reporte de espías ya que el riesgo era alto y nos encontramos con una ciudad casi fantasma, pocos navíos y pocos soldados, la masacre fue terrible, el botín escaso, era batalla no rapiña.
Salimos victoriosos pero defraudados, un oponente que nos sacaba más de 100.000 pts en totales y un fiasco de ejercito.


Hora y media después llegamos a casa.
Tomé un baño rápido y pedí informes a los espías, aun no habían llegado a su destino.

Volví a los aposentos donde reposaba mi guerrero, me desnudé buscando su cuerpo cálido y receptivo, él me acogió medio dormido, sintió la tibieza de mis deseos latentes y sus instintos masculinos respondieron con la armonía de un encuentro largamente esperado.

Hicimos el amor largamente y mirándonos a los ojos, quizás sintiendo que está vez podría ser la última en que nos entregáramos en cuerpo y alma, se avecinaban tiempos difíciles llenos de sangre y muerte, no aptos para los sentimientos humanos.

Nos dejamos llevar por el momento y nada, ni nunca había sido tan perfecto, no solamente nuestros cuerpos se unieron, esta vez sentí su alma dentro de mi, amándome como nadie lo había hecho hasta ahora... Y yo me entregué de la misma manera....

Morimos y volvimos a nacer en este nuevo día que ya despuntaba por los grandes ventanales de Palacio.

sábado, 28 de marzo de 2009

Desidia

Anochecía cuando conseguí que mi Señor se durmiera tranquilo.
Había llegado extenuado, sucio y con cara de no haber comido caliente en días.
Le acompañé a nuestros aposentos y ordené que trajeran vino, viandas abundantes y prepararan un buen baño con especies aromáticas. Después de realzadas las tareas pedidas, abandonaron la instancia en silencio, sabían perfectamente que queríamos estar solos.
Ayudé a mi esposo a desnudarse, se dejaba hacer como un niño pequeño deja a su madre, su cuerpo poderoso, era ahora pura derrota ante el cansancio.
Ya en la bañera, froté suavemente su piel casi negra, de tantas horas expuestas al sol del campo de batalla, olía al moho pernicioso de la cueva donde se refugiaba. Recorrí con los dedos cada una de sus cicatrices y las besé con ternura, el Gran Guerrero era como dulce de leche en mis manos, masajeé su portentosa espalda, sus músculos se relajaban por el efecto del agua caliente y mis expertas manos.
Casi vencido, como un anciano, le ayudé a salir de la bañera, sequé su cuerpo y lo uncí en aceites de misteriosas formulas, que daban vigor y temple a los cuerpos exhaustos.
Vestí su desnudez con una bella manta de piel de tigre blanco, le senté ante la mesa, repleta de exquisiteces y comencé a servirle, como sirve una mujer a su hombre hambriento.
Al principio parecía solo querer la comida para jugar, pero poco a poco, los cuidados hicieron su efecto y el brillo de vida y pasión que caracterizaba su mirada, volvieron a resurgir y con ello mi alegría.
Ya haito, nos tumbamos juntos en lecho matrimonial y comenzamos a hablar tranquilamente de los asunto de Palacio, la precaria que era la economía para los grandes ejércitos, las cruentas batallas que se estaban llevando acabo en nuestro mundo y que tarde o temprano nos engullirían y harían tomar partido hacia algunas Alianzas. Mi esposo quedó dormido plácidamente poco después, me acurruqué a su lado y dormité también.
Hasta que una mano fría me despertó sobresaltada.
-Es urgente, mi Reina.- Era mi Consejera Real de Guerra.
Dejé durmiendo a Zarathustra, sabia más o menos que me esperaba, pero nunca imaginé quien me reclamaba.

viernes, 27 de marzo de 2009

Inactividad

Ayer fue un día lánguido, tras la implacable sed de lucha del anterior, amanecí tranquila y serena, mi alma andaba en paz conmigo misma, decidí dedicar el día a poner en orden cuestiones burocráticas de la Alianza y asuntos domésticos de mis bienes.
Sentada en el gabinete de trabajo despaché importantes misivas a los Líderes y Generales de las fuerzas amigas y aliadas, las novedades acontecidas en el orden mundial de Epsilon, requerían actuaciones inmediatas y cambios en las líneas a seguir.
Tres horas después partían parte las tropas como fuertes escoltas de tales cartas.
Comencé a estudiar los intereses de la Alianza.
Movimientos sospechosos de miembros noveles (reportados por los espías que había introducido en sus embajadas), casi me lo confirmaban, mandé aviso a mi Líder, jinetes rápidos llegarían en una hora a los dominios de Titánico, hacia poco se había fundado una nueva colonia cerca de mis dominios, mis señores me protegían.
Al General decidí esperarle personalmente, algo me decía en el interior que le vería muy pronto...
Y así paso la mañana, papeleos, cuentas, aburrimiento...
Sobre la hora del almuerzo llegaron de vuelta mis emisarios con un breve texto:
"Actúa"
Mi Líder me daba carta blanca...
Escribí nuevas notas, esta vez a todos los miembros de la Alianza, las despaché y acudí a comer algo en las mismas cocinas de Palacio.
Desde el incidente con mi esposo, mi suegra y yo nos evitábamos mutuamente, lo que había traído cierta paz a la Casa Real.
Me gustaban estas dependencias, hervían en vida, los cocineros eran malhumorados y groseros, maldecían y pegaban golpes a los pequeños marmitones que se afanaban en cumplir sus ordenes, no me extraña que en batalla sus cuchillos afilados hicieran estragos al enemigo.
Las criadillas corrían inquietas intentado poner orden y algo de paz, a la vez que aguantaban los pellizcos y groserías de los cocineros, sí, desde luego me encantaba la vida que se derrochaba aquí, nadie me hizo caso, sabían que deseaba intimidad y pasar inadvertida.
Me recogí el pelo en una cómoda coleta y agarrando, como uno más, un viejo cuenco de barro, me puse en la cola del avituallamiento, mi gente comía bien, había que cuidar con el esmero al pueblo.
Ya servida me senté sola en una de las grandes mesas más alejada de todos, quería observar y empaparme de la alegre algarabía de mi gente...
Un estruendo de caballos al galope entrando en el patio me sacó de mis pensamientos..
¡¡Llegaba mi Señor!!

jueves, 26 de marzo de 2009

ROMPIENDO HECHIZOS

Tres de la madrugada y ya puedo, desde lo alto de la montaña que oculta la cueva del ermitaño, ver la corona destelleante del dios febo que se eleva a lo lejos donde se terminan las tierras que trato de gobernar con justicia.-
Hace ya más de 100 horas que me encuentro intercambiando pensamientos y esforzando la mente junto a mi humilde y sabio maestro que se materializa frente a mi, esta vez en el cuerpo de un pequeño caracol de largas antenas, finalizado el período de aprendizaje y meditación, trato de erguirme en mis piernas, tomo una raíz tierna de Zangoris, una hierba desconocida de grandes propiedades nutritivas y, según las escrituras, dueña de un poderoso efecto estimulante de las células que permiten el desarrollo de las habilidades extrasensoriales.-
En mis tierras todo marcha según el plan trazado hace años, el crecimiento de mis pueblos se está acelerando hasta casi culminar con los objetivos propuestos, los herreros e ingenieros se encuentran en pleno desarrollo de nuevas armas mortíferas, los ancianos y viejas hechiceras han desarrollado a la perfección los conjuros que les he solicitado y me encuentro ansioso de reunirme con mi bruja mayor, quien me alerta y anuncia de los próximos sucesos así como también trata de deshacer los maleficios de mis enemigos.-
Desciendo rápidamente la montaña, en su base se encuentra mi leal corcel Zulu, mi pequeño aprendiz Fermin, su novel yegua y .... la cabra de MadreWicca, un ser extraño y dueño de un aroma único por su poder repelente de zancudos, lo que me alivia demasiado ya que los mosquitos son los únicos seres a quienes temo de verdad, prefiero un corte de daga antes que un piquete de mosquito.-
Cabalgamos a un buen ritmo y llegamos a la puerta de la choza donde me espera Chamuzza, mi bruja. Entro sin golpear, ella me esper con un brebaje recién servido y se prepara a darme las noticias tan esperadas:
-Gran Zarathustra, hijo de Zalum, nieto de Ra Haratch, dios del sol al amanecer, aquí estás nuevamente y por suerte has venido a tiempo, escucha atentamente poderoso guerrero, mi vida está sólo dedicada a la lectura de tu destino y a comunicarte cada pequeño acontecimiento que debas conocer para que no te desvíes de él. Se ha llevado a cabo la reunión en vuestra alianza, a ella han acudido todos quienes debían concurrir, vuestro líder el joven Titánico, deslumbró con su magnifica recepción, todo estaba en su lugar y no se presentó la traición a la reunión. Puedes estar tranquilo, tu amada no te ha engañado, solo ha instruido a la princesa Taely en las artes amatorias, ella es muy pequeña pero están despertando sus instintos animales y, al ver a MadreWicca no pudo resistir solicitar sus consejos y ella mucho menos pudo negarse a instruir como se debe a tan noble gacela.-
Inmediatamente posó su mano sobre mi hombro y transmitió a mi mente las imágenes que siguieron a su relato: Vi a mi amada, vestida como es de costumbre, en su cabeza la corona delicada de oro blanco a penas se podía distinguir detrás de sus cabellos arremolinados simulando una tempestad y dejando caer unas mechas sobre su rostro cubriendo su belleza divina con un par de olas rompientes, detrás se podían ver claramente sus dos ojos hipnóticos cargados de experiencias pecaminosas ya absueltas por la propia Venus, su nariz semejaba un delicado índice que marcaba su próxima víctima; sus labios siempre entreabiertos exhalando suspiros de muerte y placer infinito; su cuello forrado con la piel más suave de Epsilon permitía adivinar los infinitos besos recibidos por los más poderosos guerreros y más perfectos hombres y mujeres ...; esta vez portaba un velo que no cubría su rostro sino que hacía las veces de capa translúcida que cubría su espalda absolutamente desnuda adornada con finas cicatrices de batalla y delicados tatuajes casi imperceptibles los que culminaban en su coxis; una pequeña pieza rectangular de seda color plata cubría a penas sus generosos pechos brillantes y lustrados color caoba; una pequeña falda entallaba su cintura y dejaba admirar sus largas y musculosas piernas bronceadas por todos los soles; ... era la imagen de la perdición, la serpiente del edén hecha mujer, a su lado la gracil y blonda princesa Taely se encontraba rendida a sus deseos, luego de la reunión conciliar, MW suavemente posó su mano derecha en los hombros de Taely y la llevó hacia los jardines de Titanico para iniciarla en las artes amatorias ... ya apartadas de la multitud, clavó su mirada en los cristalinos ojos de la princesa y ella dejó caer sus párpados y se dejó llevar por su accidental maestra, en dos horas la noble joven había mutado, de virgen gacela a joven leona ya había perdido su inocencia y MW permanecía tendida sobre sus túnicas aún mareada con las drogas afrodisíacas que acababa de beber, una imperceptible mueca de satisfacción pude notar mientras observaba de reojo los epilépticos movimientos de la princesa...
-Estás lista para Arturo, ahora no se si Arturo estará preparado para Taely...
Y mientras terminaba de decirlo MW se alejaba con paso cansino hacia su carruaje ...
Extasiado con la imagen transmitida por Chamuzza vino a mi mente la imagen del siniestro Enrique S., algo tramaba, un pequeño y torpe espía se encontraba a duras penas tratando de enfrentar prematuramente a nuestras alianzas, lo inquietante es que no sea consciente aún de lo inferior que es su poderío y su tan poca influencia en el orden mundial de Epsilon, sus pobres lazos diplomáticos penden sobre muy débiles cuerdas formadas por ilusorias promesas y falsos juramentos ... espero no se anticipen a mi inevitable embestida...
El más mortal de los Habitantes de Epsilon ha alcanzado el noble tilde de Sir_, una breve charla con tan peligroso ser me dio la certeza de contar en un futuro con su apoyo ...
Tantas cosas me muestra esta fiel bruja que me es imposible transmitir la magnitud de los secretos a mi revelados...
Me retiro rápidamente hoy visitaré a mi Reina, trataré de vencerla en ímpetu y lograr domarla por un instante, necesito acariciarla y sentir su ronroneo en mi pecho ...

martes, 24 de marzo de 2009

RABIA

Hoy tengo el día rabioso, hasta mis soldados y mis guerreras me evitan, salimos nuevamente a matar...
Encuentro un rival bueno, 6,153 pts generales, ¿me dará juego?
Ciudad nivel 22, muralla 16 y escondite... ¡¡Por todos los dioses!! ¡¡No tiene!! Imprudente.
Veamos ejército.

Tropas en XXXXXXXXX
Unidad Cantidad
No se vislumbra ninguna unidad.

Flotas en XXXXXXX
Barco Cantidad
Barco-mortero 20

Bloqueo de flotas en XXXXXX
Barco Cantidad
No se vislumbra ninguna unidad.

No me lo puedo creer, con tanto punto en generales y desprotegido, veamos almacén.

Materia
Cantidad
Madera 22,802
Vino 336
Mármol 4,312
Cristal 106
Azufre 24,219

Regalitos para mi saca...

Compruebo si tiene ciudades cerca para mandarse tropas.
Pues no, la más próxima serán dos horas y media, más o menos, otro fatal error, demasiado separadas las colonias.
No miro el estado de conexión, ¿para qué?

Vamos allá, le mandamos 60 Barco-espolón a vapor, para acabar pronto, bastante tiempo, por si hay contratiempos o se puede volver a vaciar.
Entramos y vencemos, hay vamos las tropas terrestres...



Dos horas después llegamos y mando otro ataque para vaciar, a 20 minutos de la llegada, recibo el 1º mensaje del oponente:

XXXXX Mensaje XXXXXX [XX:XX] 24.03.2009 18:13:34
asi estamos hemos comercio en el pasado t he comprado o vendido cosas reconocsco tu nombre madrewicca pero si kieres guerra nose xq pero sera

Mi contestación:
Hola XXXX, no es guerra =), es saqueo

Nueva respuesta:
XXXXX Mensaje XXXXXX [XX:XX] 24.03.2009 18:19:24
sera guerra

Tiene agallas, le mando mi mensaje:
Tu mismo =)

Haber si es cierto y tengo unos días movidos...
Concentrémonos en la batalla, en 14 minutos llegan dos hoplitas a rebañar el almacén, tengo aun dos horas de bloqueo marítimo, voy a pedir cuentas a mi espía y veo que manda refuerzos que llegan en una hora cincuenta, me da tiempo de sobra, si no hace un gigante cabezón y me fastidia.
No es por la pérdida, es por el orgullo.
Llego al fin, ni un alma en la ciudad, todos escondidos, no me entretengo en matar mujeres y violar hombres, viene el séquito real...
Treinta minutos después salimos a toda vela:

No ha estado mal el asunto, haber si se anima este joven Rey y me viene a dar batalla.
Antes de volver a Palacio, mando mis tropas solas a saquear un inactivo que hace días no visito, no me entusiasman, pero necesito cristal.


Valla se me adelataron... Mañana será otro día, necesito descansar



Claves cruzados

Hoy no tengo un buen día, me he levantado con el pie izquierdo y mi humor es más negro que el ala de un cuervo.
Decido aliviarme en batalla, sin preámbulos salgo a cazar y comienza la masacre a mi alrededor, no miro puntos, estado o tratados, solo deseo dar muerte o que me la den...




Paramos por que las tropas está cansadas y hambrientas, después de tomarnos un respiro, seguiremos...

lunes, 23 de marzo de 2009

Día de batallas

Tras la agradable velada de ayer, me encontraba en forma y con ansias de batalla.
Nuevamente vestida con ropas de guerrera, acudí a los cuarteles y mientras buscaba un objetivo digno, mandé terminar el saqueo de ayer, destruyendo las unidades que quedaban en otra de las Islas del Reino que habían visitado mis tropas, mientras yo disfrutaba del esclavo.
Buenos soldados y mejor botín:

Tardé en localizar un rival digno con top en Generales alto, mandé espías y el resultado fue insatisfactorio, uno lo perdí y los otros fueron descubiertos, aunque lograron huir.
Calculé las posibilidades que tendría de éxito, sin saber el numero de unidades que poseía el enemigo, el riesgo era grande... Pero lo que se avecinaba en diversión superaba todo.
Me decidí y mandé mis barcos de bloqueo, este es el resultado de la 1º contienda:

El Señor de esa ciudad estaba alerta, cuando menos me lo esperaba y con apenas 30 minutos de la llegada de mis tropas terrestres, se sumaron nuevos barcos de guerra del rival y se reanudó la batalla...


Aguante el tirón sin retirar las terrestres, la batalla naval duró tres largas rondas que me emocionaron y avivaron la sed de sangre. Con una diferencia de tres minutos, bloqueé el puerto y entramos en la ciudad sembrando la destrucción, la batalla se prolongó cuatro pases y este es el resultado final:
Llego a casa cansada del duro combate, pero feliz. Quizás me merezca otro encuentro con mi esclavo... Me doy cuenta que no se ni como se llama, ignoro todo sobre él, me sonrío complacida, lo que me interesaba conocer, ya tengo personalmente la información, lo demás es baladí.
Acelero el paso hacia Palacio, necesito ese relax.

domingo, 22 de marzo de 2009

Un buen día

Me tomaría la tarde libre para disfrutar plenamente de mi nueva adquisición, entré en mis baños a prepararme para el encuentro, exigí a las esclavas un esmerado cuidado en acicalarme, quería estar a la altura de las circunstancias, probaría hasta que punto podía influenciar en la hombría de ese nuevo semental de mi corte.
Las muchachitas mientras me bañaban, uncían y perfumaban, se sonreían y susurraban entre ellas, de vez en cuando se las escapaba un suspiro melancólico y alguna mirada de envidia. Realmente el nuevo esclavo debía ser portentoso para haberlas puesto tan excitadas, ellas estaban hartas de recibir a mi esposo y demás amantes, poderosos y dotados varones.
Dispuesta ya para el encuentro, elegí como vestidura una fina túnica completamente trasparente que mostraba toda la sazón de mi madurez, dando a mi piel morena tintes nacarados que prometían placer infinito.
Fui a mis aposentos encargando fruta fresca y vino aromatizado con especies afrodisíacas, ordené encender la más cara mirra para que el ambiente estuviera sensualmente cargado, hacia ya calor veraniego y corrieron los pesados cortinajes para aliviar la temperatura, dejando una penumbra agradable.
Me tumbé con gesto estudiádamente felino en el amplio tálamo, para que el esclavo, según entrará, viera todo mi cuerpo y lo que esperaba de él.
Pedí que lo trajeran y que nos dejaran solos, no quería ser molestada por nadie, me merecía una tarde de asueto para relajarme.
Poco tardó en ser conducido a mi presencia, observé con agrado como sus pupilas se dilataban ante la visión del lujo y de una hembra de alta alcurnia, seguramente su anterior dueña no le había ofrecido tanto y tan bueno...
-¿Hablas mi idioma?- Le pregunté.
Su cabeza se movió afirmativamente pero no pronunció palabra.
-Está bien, me gustan los hombres callados. Según tengo entendido sois de la Isla de
Snyvuos... ¿Sabéis quien soy yo?-
Afirmó nuevamente con un gesto nervioso.
-Eso facilita las cosas, desde hoy entrareis en mi séquito personal, vuestra calidad de vida en Palacio dependerá de los servicios que me prestéis, si yo estoy contenta, viviréis muy bien, si no es así, volveréis a los lupanares de las guerreras... ¿Entiendes lo que deseo?-
-Si mi Reina.- Su voz tenía un timbre extranjero que le daba un tono muy sensual.
-Ahora desnudaros y servir una copa de vino a vuestra Señora.-
Quedó inmóvil unos segundos, luego con un gesto rápido y algo avergonzado se despojó de la única prenda que llevaba, su cuerpo emergió esplendoroso, desde luego era digno de admirar, esperaba que en acción estuviera a la altura.
Se acercó a la mesa donde se hallaba la jugosa fruta y la jarra del vino, tenía andares felinos, me excitaba verle moverse.
-Servir solo una copa, bastará para los dos y traedla aquí...-
Obedientemente se situó al pie de la cama tendiéndome la bebida.
-Acercaros a mi, ¿acaso teméis a una mujer sola?-
Evidentemente no, su masculinidad me indicaba que su grado de excitación andaba a la par del mio. Se arrodilló muy cerca y el olor que emanaba me enloqueció, cogí la copa y dí un pequeño sorbo, se la ofrecí y la apuró de un trago.
Me erguí ligeramente hasta quedar a su altura despojándome de la túnica, sus ojos comenzaron a recorrer mi cuerpo como lo hace un hombre completo, deteniéndose en los lugares más íntimos de mi naturaleza.
Mis dedos acariciaron suavemente su torso henchido, era como tocar piedra, pero formada de roca viva y caliente. Su boca se abrió ligeramente asomando una retahíla de dientes blancos y perfectos. Cogiéndole con ternura la cabeza, le besé suavemente, sabia a vino y deseo, sabia al Néctar de los Dioses.
Me tumbé nuevamente y él me siguió, su peso era agradablemente perturbador y sus manos comenzaron a explorarme con una maestría que nunca había imaginado en un esclavo.
-Hacedme feliz.- Le susurré con la voz bronca por el deseo. No tuve que decirlo dos veces.
Supo encontrar en mí, cada punto débil que me hacía gemir deseosa de su ser, recorrió con lentitud extrema y estudiada cada palmo de mi cuerpo, ya abierto para recibirle, pero me hacía sufrir entreteniéndose en darme más castigo gozoso, creí que iba a enloquecer de lujuria, necesitaba sentir su masculinidad llenándome, pero se hacia de rogar para conseguir tenerme más plena, más entregada. Rogué con un tono de voz que ni yo misma me conocía:
-Por favor....-
El me besó profundamente y sentí a la vez como llenaba mi ser, la plenitud fue tal, que creí haber muerto de placer en ese mismo momento.
Gracias a la maestría de este ser perfecto, llegué al Reino de Hades repetidas veces, él también sentía lo mismo, la entrega era mutua y perfecta, con la predisposición que yo le mostraba y mi sabiduría extrema, realizáramos un acto supremo en apología amatoria.
Caímos vencidos los dos al mismo tiempo, él acarició mi vientre perlado de sudor, yo su boca perfecta de griego y nos besamos con ternura de viejos amantes.
Agradecí a los Dioses haber encontrado tan buen compañero en las artes amatorias y juré que su vida en Palacio estaría llena de pequeños lujos y comodidades, lejos de la vista de mi Señor, claro...
Aun hubiera podido continuar con mi nuevo juguete, pero las labores del día reclamaban mi atención, le ordené que se marchará a descansar, pero con un tono dulce de amante satisfecha y no de Señora e hice pasar a mi servicio mientras me vestía, dí indicaciones para que le alojarán en cómodas estancias y tuviera personal propio que le atendieran en sus mínimos caprichos.
Hecho esto, me ceñí una toga de aspecto austero que ocultara las transparencias y me dirigí al cuartel para ver el resultado de las contiendas que antes había mandado.
El reporte no estuvo nada mal:



(Dedicado a los hombres que ven solo a las mujeres como un juguete sexual, nos somos de uso ni de abuso)

Batallas y luchas internas

Soy una mujer extremadamente pasional y fría a la vez, toda mi existencia se mueve en torno a estos dos conceptos antagónicos. Muchas veces creo que soy incapaz de sentir empatía por nadie y de ello deriva mi extrema precisión en batalla, pero mi corazón es capaz de encenderse y amar hasta quedar consumido en cenizas.
Debido a ello, sé que causo pena y dolor, gozo y felicidad a quienes me rodean, sin ser consciente muchas veces de esos efectos
Daños colaterales por disfrutar de mi trato.
Dada esta naturaleza que poseo, no era de extrañar que hoy, mientras pasaba revista a mis tropas acuarteladas, me fijara en un esclavo que hacía labores de encalamiento en las viviendas. Su cuerpo era un canto a la perfección masculina, casi desnudo, a excepción de una tela basta que le cubría de cintura para abajo, se le exaltaba cada musculo y tendón que brillaban bajo el sol justiciero del mediodía como magnífico oro pulido. Según le vi, le deseé, pregunté a la guardia personal que averiguaran quien era y a quién pertenecía.
No tardaron en presentarse con una morena gorda de extraviada mirada, olía como un cerdo de las pocilgas y su aliento no era mucho mejor...
-Mujer, ¿eres la dueña de ese esclavo?-
Sus ojos me mostraban temor y desconfiada.
-Así es mi Reina.- El soldado que la acompañaba la dio un empellón para que agachara la cabeza mientras me hablaba.
-¿Como lo conseguisteis?-
-Es parte del botín que logramos durante las excursión a la Isla
Snyvuos.-
-Estoy interesada en el.. ¿Me lo venderíais?-
Su cara reflejo un brillo de avaricia, mis ojos la miraron duramente y mi mano derecha acarició con desidia y lentitud la espada que portaba, el gesto se trasformó en temor contenido.
-Es vuestro mi Señora, tomarlo como un presente, además no sirve para nada, es lento, torpe y como hombre jamás me dio gusto alguno.-
No me extrañaba, había que estar muy borracho o necesitado para tocar a esa hembra hedionda.
Metí mi mano en la bolsa del oro y la dí unas monedas, bastantes para que se comprará diez hombres más.
-Tomad, que no se diga que vuestra Reina no es generosa.-
Marchó bamboleante mientras contaba lo recibido, murmuraba entre dientes y pude distinguir perfectamente la palabra zorra.
Me volví hacia la guardia y les ordené llevar a Palacio al esclavo para que las criadas le asearan, -Que tengan mucho cuidado con lo que hacen.- Les advertí. -Decirlas que es de mi uso personal.
Y acercándome a otro soldado:
-Id junto a la Comandante de la Guardia y decirla que despida a esa mujer.-
Proseguí la inspección y mandé dos flotas con diez minutos de diferencia y una tropa de tierra a un Reino, para bloquear las dos ciudades del mismo Rey y cortarle las defensa mientras saqueaba, tenia los puertos a nivel uno y tardarían en volver. Hoy no les acompañé tenia asuntos pendientes en Palacio...



Reunión de la Alianza

La madrugada era extremadamente fría, todo el valle se veía cubierto por una fina helada que con los primeros rayos de sol se trasformaba en bruma, dando un aire embrujado al contorno.
Ataviada con gruesos ropajes de viaje me disponía a partir rumbo a la reunión que solíamos celebrar todos los cambios de luna en mi Alianza.
El lugar me era desconocido en cada encuentro, las extremadas medidas de protección nos hacia ignorar este punto, nuestro amado Líder, prudente en extremo, nos enviaba un carruaje fuertemente escoltado para trasladarnos a la Asamblea General.
Allí discutíamos los puntos importantes a realizar, presentaban oficialmente a los nuevos miembros, despedíamos con honores a los que habían marchado al lado de Hades, sentenciábamos a muerte a los traidores, así como planeábamos conjuntamente ataques y defensas.
En resumen, una buena excusa para juntarnos aunando lazos de sangre y poder coger la mayor borrachera del mes lunar.
Siempre acudía con ilusión a estas reuniones de caballeros y damas, guerreros, pacíficos comerciantes, florecientes granjeros y demás fauna ecléctica que formábamos una de las Alianzas de Epsilon, la Gran Pureza Vital. Pero esta vez, a pesar que volvería a ver viejos y queridos compañeros de batallas, partía con pena, sabia que mi Señor Zarathustra no acudirá esta vez, andaba tramando algo de vital importancia en la oscura cueva donde suele residir y estas reuniones sin él, eran como el pan sin sal, me falta la vida.
El sol apuntaba alto cuando por fin llegamos, esta vez el lugar elegido para la reunión era una cala resguardada de miradas indiscretas, habían habilitado en ella, lejos del oleaje, una enorme carpa por donde se veían pulular una recua de lacayos presurosos para tener todo a punto ante la llegada de los ilustres invitados.
Antes de poner un pie en tierra, acudió mi Líder gentil y caballeroso a ofrecerme su mano para descender cómodamente, era un joven y apuesto Rey, de pelo negro ensortijado, tenia una mandíbula potente y cuadrada rematada en un hoyuelo que hacia suspirar a las Damas que cortejaba, sus ojos tan oscuros como la noche, tenían el magnetismo de una cobra, la sabiduría de un viejo senador y la profundidad de la misma Parca, todo su ser emanaba un magnetismo tan atrayente, que su liderato jamás era discutido, era el Gran Rey por naturaleza y nosotros acatábamos sus designios como palabra sagrada.
-Mi querida MadreWicca. Veo que el matrimonio os sienta bien, nunca os vi tan magnífica como hoy.-
-Encantada de volveros a ver Señor, pero no hace falta que aduléis a esta vieja dama con bastantes años como para ser vuestra madre.-
-No retiro lo dicho, verdaderamente se os ve esplendorosa, si vos fuerais mi madre, seguramente yo no seria Rey, sabríamos quien mandaría en la familia...
Reímos los dos la concurrencia, debía reconocer que mi Líder era tremendamente seductor.
-Voy a pedir que os acompañen a vuestro sitio de honor.- Batió palmas y dos criados acudieron presto llevándome con trato de alteza a mi lugar en la carpa.
Mi sitio era a la derecha de mi General como Diplomática en funciones, pero ese asiento estaría vacío, contemplándolo con tristeza decidí dar un paseo por la playa.
Descalza, ya sin capa de viaje por que el calor comenzaba a tibiar los cuerpos, caminé absorta en mis pensamientos, al final de la pequeña cala rodeada de inmensos y escarpados riscos miré hacia al mar preguntándome que acontecería en Palacio, ¿sufriría algún ataque en mi ausencia? Sabía que mis movimientos eran espiados en pro de destruir y saquear mi Reino. Sacudí la cabeza intentando alejar los negros pensamientos, la tristeza por la falta de mi amado esposo me inducia a ideas nefastas.
Encontré una pequeña rama traída por el mar, quién sabe de que lejanas y exóticas tierras y como si dibujara un exorcismo a la negrura de mis elucubraciones, escribí en letras grandes los tres poderes que emanaban de mi persona, mi Mundo, mi Alianza, mi Nombre y con lágrimas ocultas también grabé en mi alma las letras que componen la palabra más pronunciada en mis anhelos, Zarathustra.


Este sencillo gesto pareció que animaba mi estado. Desandé lo recorrido y me presenté ante los viejos amigos que tanto apreciaba.
La Princesa Taely no tardó en apartarme para contarme sus líos de enamorada con el valiente Arturo que nos miraba desconfiado desde un rincón, saludé con un gesto cómplice al Ministro del Interior, el serio Akinsay, besé con ternura al sabio y callado Morgil, el vergonzoso Fosco, Ministro de Economía, me evitó todo el día, con Xt_latino y Hersay compartí charla y vino, ARTORIUS me hizo, como siempre, reírme de sus ocurrencias, con todos los restantes compañeros pasé maravillosas horas sin pensar en guerras, traiciones, saqueos, muerte...

viernes, 20 de marzo de 2009

De caceria

El día termina ya, ha sido lánguido y muy caluroso.
Quizás me halla recuperado antes por ver a mi Señor, solo un abrazo casi casto bajo mi esfinge, eso me vale para reanimarme y tener deseos de salir de caza... Humana.
Visto mis atuendos de muerte, limpio y mimo la espada con la que ejecuto, dentro tiene mi alma y da sentido a mi vida.
Salgo de palacio, esta vez la escolta personal la forman
doncellas escudadas Skjaldmö, con ellas mi seguridad está garantizada.


Nos dirigimos a los cuarteles con paso firme, deliberadamente excluyo los destinados a los Hoplitas, hoy descansarán del combate, andan algo alborotadillos por la desaparición de su cabra, pero dentro de poco me lo agradecerán, parecían un tropa venida a menos de Leginariux.
Decido no ir muy lejos, era ya tarde y partiríamos de noche cerrada, costó decidirse, el 1º elegido más de 500.000 pts, demasiado poder para estar alerta del trascurso de la batalla, lo dejamos marcado para otro día más propicio , el 2º demasiado pequeño, lo indultamos, por esta vez, que crezca y de más beneficios, por fin encuentro una presa ajustada, casi como yo de totales, vamos allá....
Cincuenta y cuatro minutos tardan en llegar mis tropas, entro con la violencia que me caracteriza, arde toda la ciudadela, se oyen gritos de terror, mis hembras asesinas pasan a cuchillo a cualquiera con más de ocho años que pueda recordar nuestra letal llegada, seleccionan algunos varones singularmente dotados para su disfrute privado en los lupanares adyacentes a los cuarteles, alguna mujer que otra suman también al botín, gustan usar su lado de la Isla de Lesbos, saquean, roban, matan...
Destrucción total.
Volvemos más tarde de lo que pensaba, el puerto comercial a una ínfima construcción hace tediosa la carga del saqueo.


Cuando llego a Palacio apenas me tengo en pié y me duermo mientras como algo, sobre la mesa...
No estoy tan fuerte como pensaba...

Guerras y Venganzas

Al atardecer me han despertado los criados:
-Tenéis visita mi Señora-
-Decid a quien sea que hoy no recibo a nadie.-
-Nos dió esta carta para vos-
Me incorporé en lecho algo molesta, no tenia el cuerpo para muchas fiestas, me dolía hasta el nombre de mi nacimiento.
-Traed-
Según vi el sello que la cerraba, supe quien era, debía recibirle.
-Decid a las esclavas que entren y vosotros bajar y tratar a este caballero con honores de Rey, en ello os va la vida.-
Marcharon presurosos a cumplir las ordenes, saben que no bromeo con los castigos. Las eficaces esclavas se esmeraron en aliviar mi maltrecho cuerpo, lo lavaron con mimo y delicadeza, lamentando cada moratón y arañazo que encontraban unciéndole con refrescante bálsamo.
Poco después bajaba a unirme con mi ilustre huésped, le hallé sentado delante de un buen fuego y saboreando mi mejor vino, de noche refrescaba aun lo bastante para desear el calor de una buena lumbre, mandé a todos irse y dejarnos solos.
Me volví hacia el hombre saludándole con una ligera reverencia.
-Podéis quitaros la capa, ya se fueron todos.
El se descubrió el rostro, hasta ahora oculto y me sonrió, se levanto en señal de respeto y me invitó a acompañarle en el ancho sillón donde me aguardaba.
-Sentaros Señora. Debemos hablar.-
Así lo hice y el mismo sirvió otra copa para mí.
-Os encuentro mal semblante, ¿os preocupa algo?-
-No Señor, pasé mala noche, cosas de mujeres... Pero decidme ¿a que se debe tan grata y sorpresiva visita?-
- No tan grata opinareis cuando halla terminado. Vengo a comunicaros que mi Alianza está en Guerra.-
Levante una ceja y le observe fijamente, era un Líder de los más venerados y duros del Server, con la mejor reserva de Generales.
-¿Y? Ambos sabemos que vos tenéis la supremacía militar allende de estos mares y es pan de cada día vuestras continuas guerras.-
-Por eso quería advertiros en persona esta vez, os toca de cerca, tenéis muchos vecinos de la Alianza contra la que lucho-
Medité unos minutos concentrada en el rojo sangre de mi bebida.
- Todos saben que contáis con mi favor- Le dije- Pero son honorables guerreros y no creo que me salpiquen vuestras escaramuzas.-
- Yo no estaría seguro, deberíais estar alerta.-
-Por eso no temaís, siempre lo estoy.-
-Soís una buena Guerrera.-
-Y vos un excelente Líder. Por eso me voy a permitir yo, esta vez, de ser quien os ponga en aviso, así no marchareis con las manos vacías de este encuentro.
Sabed que la Reina de la Tierra Lejana de Helenes a vuelto del exilio a su Reino (lo he oido decir en los comadreos donde llegamos las mujeres y los hombres teneís vetada la entrada), está vez viene directamente a por vos, clama venganza y jura que acabará con vuestra estirpe sobre la tierra. Esa Reina Negra poseé viejos y oscuros maleficios, andad con cuidado, mirad siempre detrás vuestro, es arpia y cicatera, no dudará en mover oscuros hilos para ver sus fines conseguidos.-
-Gracias, esa información es valiosa, algo habia oido, pero vos me lo habeís confirmado. No hay nada como una mujer para enterarse lo que pasa en el mundo, pero no temaís no hay espada que no pueda con bruja alguna ni maleficio.
-De todas formas andad con cuidado, se dice que a tal extremo a llegado su locura, que ve bichos a su alrededor y jura que se los mandais vos.-
- ¿Bichos? Desde luego es una hembra despechada., ¡¡yo la mandaría 100 esclavos turcos para que la azotarán...!! Debo marchar, me reclama una guerra mi Señora-
-Marchar tranquilo y gracias por acordaros de esta vieja amiga.-
Besó mi mano y colocándose la capa nuevamente para que le tapara el rostro, salió con el aire marcial que le caracterizaba.
Yo me dejé caer nuevamente en el sillón, necesitaba reposo y pensar.

miércoles, 18 de marzo de 2009

La Ira de mi Señor

Hoy ha sido un día agitado, fui lejos a buscar batalla y la encontré, mereció la pena y aunque solo iba con una minúscula parte de mi ejercito 80 Hoplitas (y la puñetera cabra que no se separa de ellos), una sola unidad de ariete, catapulta, mortero, cinco de médicos y cocineros, encontré una Guerrera de 110,550, me hacía ilusión enfrentarme a otra hembra, sin tropas flotantes me metí de cabeza en su isla e igualmente me sentí desilusionada cuando solo encontré en defensa 29 Hondoneros, que de un plumazo bajé a uno, perdiendo un Hoplita que me andaba medio agobiado por el mareo del viaje (la verdad es que cayó por la borda y se defenestro contra la escollera donde arriamos), el saqueo fue bastante mejor y compensó la distancia


Casi cuatro horas después arribé a mis dominios cansada, con solo ganas de tomar un largo baño caliente, comer algo ligero, beber un buen néctar de uva y dormir para aliviar mi cuerpo de batallas en muchos sentidos.
Para mi desgracia no pude librarme de que mi suegra me pillara entrando en Palacio, me comunicó que desaba compartir mesa conmigo, me excusé diciendo que quería ser atendida en mis aposentos, pero ella alego haberse pasado todo el día en las cocinas guisando para mi, "platoooooooooos exquisitos dignos de tan Gran Reinaaaaaaaaaaa", me gritaba en los oídos con sus rastreos serpentinos de silabas.
Cualquier día, juro por los Dioses que cometo un magnicidio...
A si qué, por no aguantarla fui a los baños a ponerme presentable para la comida, tenía sangre y sesos de Hondonero pegados por todas partes.
Una hora después, bellamente vestida y enjoyada, para hacer rabiar de envidia a mi Real Suegra, me presenté en la Sala de las Horas Muertas con aire altivo y majestuoso, la fina túnica que se me ceñía al cuerpo como una segunda piel era de muselina trasparente color oro que realzaba mi figura esculpida por las duras batallas, dejaba adivinar los turgentes y pequeños senos, el vientre liso y pleno de mujer madura, las caderas rotundas y redondeadas en su justa medida.
Con la cabeza alta en plan diva del Olimpo, me paseé delante de la madre de mi esposo y la muy zorra no tardó en vengarse poniéndome la zancadilla, por lo que terminé de morros sobre el duro mármol de carrara, toda despatarrada, despeinada y con el orgullo a la misma altura...
Disimulando ambas, nos sentamos a compartir la mesa, cuyos alimentos me sabían a puro veneno.
Tragaba penosamente sin mirar lo que me llevaba a la boca, mi suegra, al contrario de su costumbre apenas probaba bocado, solo me observaba fijamente con los pequeños ojos porcinos y un rictus incalificable como sonrisa. Algo había planeado la muy.... Estaba segura, tanta amabilidad, preocupación y esa mirada.... Había algo en el ambiente, mi sexto sentido me lo estaba diciendo a gritos.
Tenía que salir de allí y averiguarlo...
Fingí estar indispuesta y marche casi corriendo a las estancias de los esclavos llamando a gritos a mi criado más fiel:
-Turius, Taurius, acudid presto.
El hombre entró raqueando su triste figura con toda la premura que le permitía la avanzada edad.
-Mi Reina, que placer que os acordéis de este viejo...
Y se tiró al suelo intentando besarme los pies, me agache a su lado cogiendo tiernamente el marchito brazo.
-Levantad Turius, sabéis que me molesta tremendamente esa sumisión y más de vos que sois ya libre y no debéis pleitesía a nadie.
- Pero siempre seréis mi Reina.
-Turius, si es así como decís, ayudarme urgentemente... Necesito saber si alguien de la corte de mi suegra a salido de Palacio y si es así, que rumbo tomó...
El hombrecillo apenas dudo en decirme
-Lo sé mi Señora, mandó hoy a un criado a las posesiones de su hijo, vuestro marido, con una carta dirigida a él...
No le deje terminar, volví con paso apresurado a la Sala de las Horas Muertas a enfrentarme con esa maldita mujer, la muy zorra debía imaginar que ya me había enterado de sus plan maquiavélico, ¡informar a su hijo de mi visita nocturna!
-¡Vos.... vos!!- La grité señalándola con un dedo- ¡A vos ya os echaré cuentas mañana! ¡Ahora me voy a encargar de vuestro bastardo!
Abandone la estancia llena de furia.
Con que esas tenía la muy pécora, poco le había faltado para calentar la cabeza del hijo con historias perversas, pues me iban a encontrar los dos, si no me conocían aun, hoy saldrían bien de dudas como me las gastaba yo en combate...
Entre en mis estancias privadas y ordené a los esclavos que me trajeran ropa de batalla y vaciaran la habitación del mobiliario susceptible de romperse o de poder usarse como arma.
Al poco lucia yo ya, altiva como nunca con mis galas de muerte, mientras, observaba como quedaba en el cuarto poco más que el tálamo marital, situado en medio de la estancia.
Eché a todos fuera, prohibiendo que nadie entrara cuando viniera el amo, escucharán lo que escucharán, ni servicio ni guardia personal y di órdenes concisas que la escolta de mi marido estuviera retenida, aunque fuera a costa de su vida, en el patio del Palacio.
Nadie intervendría en lo que se avecinaba, solo él y yo...

A media noche hoy los caballos a todo galope, prisa traía mi Señor, la misma por verle yo....
Apague todas las velas que iluminaban la estancia, la luz de luna sería bastante para mis pretensiones.
Se oía un rife rafe abajo por los jardines, la escolta de mi marido era retenida.
Pronto sus pasos rotundos y ligeros a la vez sonaron acercándose.
Retumbó la puerta al ser abierta con impaciencia y brutalidad...
-¿Donde estáis Señora?- Bramó, el timbre de voz denotaba furia y sus ojos, no acostumbrados a la penumbra, no me encontraban.
-Aquí- Contesté sin alzar la voz- Aquí mismo Señor, esperándoos..
Y antes de que sus pupilas se acostumbrarán, levanté la espada en posición de ataque y cargué contra él con todas mis fuerzas... Pero acostumbrado a mil batallas, olió el peligro y con un gesto apenas perceptible paró el golpe con su acero, me agarró del pelo con dureza y a la vez que mordía mis labios en un saludo apasionado y rabioso, me espeto:
-¡¡Entonces es cierto!! Habéis estado con el General de los Perros...-
-A si es y por largas horas, esposo.-
Bajó su espada y de un empellón me separó de él, caída en el suelo vi como su imponente figura venia hacia mí, no temía a la muerte, pero sus ojos llenos de odio me hacían más daño que las peor de las torturas.
Apoyó la punta de su frío hierro en mi garganta y una gota de sangre manchó el noble metal.
-Siempre he sabido- Comenzó a decir con un tono de voz tan frío como el hielo- Que no me erais fiel. Que vuestra salvaje naturaleza e ímpetu, os hacía demasiado valiosa para un solo hombre. No me importaba compartiros en cuerpo, ya que siempre supe que vuestra alma era solo mía. Pero vos habéis traspasado los límites que podía soportar. Habéis sido impúdica en extremo, os habéis lucido con vuestros amantes delante de mi madre. Esa aptitud me resulta imposible de perdonar o de fingir que ignoro. No temáis, no voy acabar con vuestra inmunda vida... Os repudiaré, entraré como soldado en vuestros dominios, saquearé y quemaré vuestras ciudades, seréis entregada como esclava a mis soldados para que ellos os satisfagan. Vuestro nombre será borrado de nuestra Alianza y nadie recordará quien fuisteis..
Separó la espada de mi cuello y se arrodilló, descargando un fuerte golpe con el puño cerrado cerca de mi cabeza, los tímpanos me vibraron con violencia, puso su cara sobre la mía y mordiendo las palabras, me dijo:
-Vais a lamentar cada segundo de placer que no os e proporcionado yo.
Aprovechando la cercanía, levante una rodilla buscando el punto más débil de mi opresor y dí en el blanco, sus ojos se cerraron, un gesto de dolor se sumó a su cara tensa y noté que su cuerpo perdía fuerza, rápidamente le giré y me situé sobre él, a la vez que mi espada apretaba su garganta horizontalmente.
-Para eso, mi Señor antes debéis conseguir vencerme...-
- Por el Sagrado Oráculo de Delfos, sois una maldita salvaje, golpeáis cono hordas de bárbaros.
Si atacáis en esas zonas, mi querida Señora, dudo poder daros lo que tanto buscáis en otros y mucho menos, preñaros con un heredero que mejore la estirpe de vuestra maldita raza...-
Clave las piernas sobre sus flacos y apreté mas la espada, su nuez bajaba y subía intentando tragar algo más que rabia.
- Si llegará a tener ese bastardo, yo misma me quitaría la vida. Bastante sufre este mundo soportando a vuestra madre y a vos...-
Sus manos habían comenzado a acariciar mis muslos y noté como su virilidad debajo de mí anunciaba otro tipo de batallas.
- ¿Seriáis capaza de matarme?-
Apreté un poco más la espada.
-¿Acaso lo dudáis?-
Bajó mi cabeza hacía él, quedando solo separados por el temple del acero.
-¿Y a quien os llevaríais entonces a las Grandes Guerras?-
- Malos soldados como vos hay cientos-
Nos besamos largamente y sentir el metal apretándome la garganta me excitó en sobremanera.
- Tan malo no seré, Señora cuando os desposasteis conmigo-
- Me pillasteis en un momento débil.-
-¿Y no será que nadie os ha hecho sentir como lo hago yo?- Sus manos se adentraron en busca de mi naturaleza más intima.
¡Dioses! No podía aguantar el deseo hacia él.
Tiré la espada e inmediatamente se inició la última batalla anunciada,.
Volvió a girarme, situándose encima mío con todo su peso, le gustaba dominarme, pero esta vez no encontró resistencia, mis pupilas dilatas y mi boca entreabierta, le invitaba a otras acciones.
-¿Se os acabaron las fuerzas, Señora?
-Me las reservo para terminar con vos de otras maneras…-
-¿Estáis segura? Cuando termine suplicaréis clemencia.
Se levantó con esa agilidad felina que poseía en todo su cuerpo, el General era un hombre de constitución poderosa, su tamaño causaba admiración en las mujeres y terror en sus enemigos, pero poseía una gracia innata que le hacía ligero como el viento.
Sin dificultad alguna, me triplicaba en peso, me alzó y de dos pasos me volvió a posar en tálamo.

Así, altivo y con fuego en los ojos, se fue quitando las vestiduras, algo salpicadas con la sangre de mi cuello y emergió ante mí, como lo que era, el hombre más hermoso y mejor construido que había visto, sus brazos eran autentica mazas de muerte, de abultados y definidos músculos, su espalda, de dimensiones extraordinarias, terminaban en una cintura, adornada con magníficos y definidos pectorales, las piernas fuertes y largas en rara armonía con el resto del cuerpo, era un Dios, mi Dios…
Ya desnudo, comenzó con la misma parsimonia a quitarme las vestiduras, besó mi cuello herido y probó mi sangre, nunca antes nada me había provocado tanto placer.
Su boca recorrió mi cuerpo, para él era un mapa conocido y sabía los puntos donde guardaba mis tesoros, le dejaba hacer, había herido profundamente su hombría y necesitaba resarcirse de la afrenta.
No sé cuanto duro nuestro encuentro, perdí la noción del tiempo, vi salir el sol y volver la luna, mi guerrero solo descansó para pedir algo de bebida y comida, los criados que le atendieron intentaban asomarse para ver si yo seguía viva o muerta, pero les hecho con gesto brusco y volvió a bloquear las puertas.
He perdido esta guerra, he sido vencida por la más poderosa espada de Épsilon, he sido doblegada por el placer, dominada por la virilidad plena y absoluta de mi esposo, soy esclava de su cuerpo perfecto. Me ha dejado completamente abatida, sin fuerzas ni para llevar una copa de refrescante vino a mis labios, pero él, atento, me da de beber de su copa, por el mismo lado donde a depositado los labios, cerramos así un trato secreto y eterno de amantes, añade miel al elixir, para que me reponga, dice sonriente, por que aun no he terminado contigo. Tiemblo ante lo dicho, apenas me queda un hilo de aliento en el cuerpo.
Quedo dormida al instante con ayuda de la espiritual bebida, pero me vuelve a despertar su peso sobre mí..
-No….-
Pero él hace oídos sordos.
Vuelve a salir el sol cuando por fin me deja, el también descansa a mi lado ya sereno por la venganza.
No sé si duermo o pierdo el conocimiento, pero esa vez sin agitados sueños…
Al alba sin hacer ruido, bajé silenciosa como la muerte hasta las estancias del comandante de la guardia personal, las piernas apenas me sostenían y mi piel tenia síntomas de los momentos duros vividos, huelo a hembra y el soldado me mira con ojos que muestran algo más que respeto, hago caso omiso y doy ordenes precisas:
- Buscad al criado del séquito de la madre de mi esposo, que fue de emisario a sus ciudades. Cortarle la mano derecha y ponérsela con bandeja de plata en el desayuno a mi Real Suegra.-
Volví a los aposentos más mi Señor no estaba, había marchado con su ejercito, se oía el fragor de los caballos en la lejanía.
Se ganan batallas, pero no la guerra....