Saludos y bienvenida

Aquí empieza mi historia diaria como Reina Guerrera, advierto a los pusilánimes y cortos de miras, a los que sufren la dolencia del puritanismo, que leerán las palabras de una mujer completa, dura y a la vez tan dulce que pica los dientes, pero también los rompe...
Luego no vengan con quejas, si quieren quédense y disfruten conmigo, nadie les obliga a leer.
Un saludo y tened mi compañía, aunque no siempre la visita a vuestros Palacios será de cortesía.
Todo lo aquí escrito es fruto de la fantasía de la autora, cualquier relación con la vida real, es pura coincidencia (¿o no?)


viernes, 29 de mayo de 2009

Lejos de mi Reina

Mi cabellera, que hace bastante tiempo había empezado a copiar en su color los destellos de mi espada, caía sobre mi frente, mis ojos rodeados de finas hendiduras que adornaban su circunferencia, en resumen todo mi ser curtido por los huracanes del tiempo contemplaba a uno de los seres más perfectos jamás visto, en sus pupilas podía augurar miles y miles de loas en su nombre, gritos de júbilo, sacrificios, ofrendas y años de gloria …
Mientras permanecía impávido observándolo sentí como sus manos, lentamente, se enredaban en mis cabellos y de repente con una fuerza impropia para su edad tiró de ellos como si de riendas se trataran, acercó su pequeño rostro y mordió fuertemente mi nariz, provocando un dolor lleno de ternura y admiración … suavemente lo recosté en su lecho y me marché.
La elección del lugar fue muy difícil pero más arduo fue encontrar al grupo de personas, hombres y mujeres de todas las edades, todos ellos dueños de la mayor sabiduría sobre cada arte y ciencia, la suma del conocimiento humano a cargo del adiestramiento y educación de tan pequeño ser …
La guardia imperial había sido descartada, los aliados también, debíamos elegir cuidadosamente al guardián y protector de tan importantes criaturas, de repente mi pensamiento se vio interrumpido por el inconfundible aullido del gran caballero elegido…
-…Hermano Zarathustra aquí estoy como os he prometido y traigo conmigo lo que me habéis encomendado …
-…De prisa Tatu que no resisto un segundo más…
De uno de los bolsillos de la impecable y única montura de su yegua (nunca he visto, por cierto, a Tatukovik montar sobre otro animal que no fuera yegua), extrajo un pequeño cofre de cuero negro, rápidamente me lo entregó, al abrirlo encontré el pañuelo de mi amada Reina, con ambas manos lo tomé y lo fundí en mi rostro, con los ojos cerrados aspiré a través del tramado de la seda más fina y pude revivir todas las sensaciones que alguna vez tuve junto a ella.
Tatu era un noble general, más nos unía el hecho de que nuestras espadas se habían chocado buscando cada una la muerte de quien las empuñaba, al verlo podía percibir el honor en su estado puro.
Nos pusimos al tanto de lo sucedido en el mundo y cada uno siguió con su deber, yo inmediatamente me encaminé hacia el Este, donde había fundado mi nueva Ciudad, mi antigua capital había sido destruida por consejo de mis ancianos brujos, una maldición había sido descubierta y nacía de los cimientos del antiguo palacio de aquella capital, de aquella ciudad solo queda el recuerdo del inicio de mis días…
Hécate había traído a nuestra alianza a poderosos y sabios miembros, de a poco el manto de la Diosa va cubriendo Epsilon y conquistando nuevos corazones.-
Extraño a mi amada, hoy libraría una batalla en su nombre …

Vuelta a la vida

Desde la ventana de mis aposentos veía toda la inmensidad de mis Dominios.
Se había extendido considerablemente mi poder, nuevos palacios y nuevas gentes llenaban mis Embajadas.
I-H empezaba a despuntar en Epsilon y sus miembros iban a la par.
Hacía poco me habían nombrado parte del Consejo de Sabios del Mundo 5, todo un honor, pero muchísimas responsabilidades que me alejaban un tanto de mi gente y de mis amadas batallas. Incluso hacía tiempo que no disfrutaba de la compañía de mi esposo. Por eso, aquella tarde esplendorosa de primavera, cuando me fue anunciada la visita de un noble Guerrero, sentí que se alegraba mi alma.
Las puertas de mis aposentos se abrieron a mis espaldas, la voz infantil y algo nasal de mi criadilla anunció con la voz egolatrada por el momento:
- Señora, el General Tatukovik solicita audiencia.-
Sin volverme, la ordené que le dejara pasar.
Las pisadas del caballero sonaban fuertes y decididas, giré lentamente y me encontré ante la figura de un poderoso Señor de la Guerra., sin dudarlo, avanzo hacía mí postrando su rodilla y besando el sello Real que lucía en la mano derecha.
- El General Tatukovik, presenta sus respetos a la Reina.-
- Y esta soberana se siente complacida de recibir a tan inestimable amigo, levantaros, querido Tatukovik, vos no debéis arrodillaros ante mí, más bien debería hacerlo yo como admiradora vuestra.-
Le cogí amablemente su poderoso brazo y le acompañé hasta el diván, donde nos esperaban ricos manjares y livianos vinos.
- Estáis hermosa como nunca, si me permitís el atrevimiento, veo que el parto de vuestros dos hijos, no ha hecho mella en vuestra gentil figura… -
Mis hijos, la frente se me nubló con tristes recuerdos, trague saliva y rogué a los Dioses fuerzas para no llorar ante tan penoso recuerdo.
- Perdonar mis palabras, veo que os traje dolor con mis palabras…-
- No voy a mentiros, querido Tatu, aun tengo clavada la espina de la separación de mis dos hijos, sé que es mejor para ellos estar lejos de aquí, su seguridad es lo primero, son los herederos de la Dinastía del Rey. Pero como madre, aun oigo sus lloros por los pasillos de Palacio y mis pechos reclaman sus pequeños labios con terribles pinchazos… La vida es siempre muy cruel, te da, pero te quita el doble.-
- Siento veros sufrir de esa manera, desde hoy os doy mi palabra que protegeré a vuestros hijos con mi vida.-
- Gracias amigo, dormiré mejor sabiendo que vos veláis también por ellos.-
- ¿Y pasáis esta pena sola? ¿No os acompaña vuestra amiga y Diplomática SamSara?-
Sonreí ante la pregunta falsamente inocente de mi visitante.
- No, está haciendo labores en las dependencias de su esposo XT_Latino.-
Su gesto se volvió ácido, como si mordiera limones, sabía perfectamente que bebía los vientos por mi hermosa Diplomática y no desaprovecharía ninguna oportunidad de conquistarla.
La tarde pasó plácida y amena, éramos dos viejos amigos charlando del mundo…
Decidí que debía volver a ser la que era….
Mañana la Reina sacaría sus tropas.