Saludos y bienvenida

Aquí empieza mi historia diaria como Reina Guerrera, advierto a los pusilánimes y cortos de miras, a los que sufren la dolencia del puritanismo, que leerán las palabras de una mujer completa, dura y a la vez tan dulce que pica los dientes, pero también los rompe...
Luego no vengan con quejas, si quieren quédense y disfruten conmigo, nadie les obliga a leer.
Un saludo y tened mi compañía, aunque no siempre la visita a vuestros Palacios será de cortesía.
Todo lo aquí escrito es fruto de la fantasía de la autora, cualquier relación con la vida real, es pura coincidencia (¿o no?)


domingo, 5 de abril de 2009

Decisiones Drásticas

Mal comenzamos, me avisan que mis espías han sido descubiertos y ejecutados.
Craso error el mío, no ando estos días fina con mis apreciaciones, tenia demasiados en acción y esto disminuye su efectividad.
Tengo que centrarme, sale demasiado caro perder vidas por un error humano.
Salgo del despacho para distraerme y despejar la mente. ando mareada y mi cuerpo no aguanta ni la comida, los nervios me atenazan el estómago, la incertidumbre sobre mi futuro y las grabes decisiones que tomé, debilitan mi organismo.
Paseo hasta los cuarteles de la tropa, todo anda desagradablemente silencioso... Es el sonido que precede a la Parca.
Me asomo al patio y veo a mis Hoplitas sentados en el suelo rodeando a...
¡¡La maldita cabra!! ¡¡Volvió!! ¿Pero como...?
Observo que está más flaca que nunca, su pelaje se ve ralo y parece tiñoso, el cuerno izquierdo está roto y sus ojos de chivo están amarillos brillante, da grima y pavor, tiene pinta de ser maligno...
Decido sacar mi espada y acabar con ella, pero un calambre estomacal me dobla en dos y no tengo más remedio que salir de allí, noto los ojos de la cabra en mi nuca mientras marcho a buscar intimidad donde liberar mi estomago.
Me encuentro realmente fatal, lo mismo más que nervios es algo que comí en mal estado, este pensamiento me lleva por defecto a la bruja de mi Real Suegra, la creo muy capaz de envenenarme la comida.
Decido volver al despacho y a la maldita burocracia.
Allí me espera, una misiva del Guerrero que había espiado, para mi sorpresa es cortés y caballeroso, casi parece estar honrado que halla sido yo quien le halla violado sus territorio, pero no deja de ser un posible enemigo tras mi acción.
Pero queda en tablas, otra vez será...
Hastiada de todo escribo a mi Señor, le comunico mi decisión y la envío con el jinete más rápido de mi cuadra, es bueno tenerle en la misma Isla.
Ahora solo queda nuevamente esperar...