Saludos y bienvenida

Aquí empieza mi historia diaria como Reina Guerrera, advierto a los pusilánimes y cortos de miras, a los que sufren la dolencia del puritanismo, que leerán las palabras de una mujer completa, dura y a la vez tan dulce que pica los dientes, pero también los rompe...
Luego no vengan con quejas, si quieren quédense y disfruten conmigo, nadie les obliga a leer.
Un saludo y tened mi compañía, aunque no siempre la visita a vuestros Palacios será de cortesía.
Todo lo aquí escrito es fruto de la fantasía de la autora, cualquier relación con la vida real, es pura coincidencia (¿o no?)


martes, 27 de julio de 2010

Una historía diferente.

Despertó con la resaca típica de una noche de excesos, donde el ron y el opio habían dado paso a un recuerdo nublado de mujeres complacientes y complacidas, (al menos él se sentía hasta hastiado en ese sentido).
Se medio sentó sobre el camastro de su camarote, intentando moverse despacio, para no vomitar sobre los ya sucios jirones, que antes fueron sábanas, de su catre.
Un sabor amargo a bilis le inundó la boca, se sentía como pasado por un potro de tortura y luego masticado por tiburones.
Maldita vida que llevaba, de maldito pirata.
Todo en él era una falacia, su poder, su valor, su honradez... Donde veía que podía sacar provecho, allí iba sin escrúpulo ninguno. Gran actor e inteligente como pocos, preparaba un personaje acorde con la situación a vivir.
Su ultimo logro había sido seducir toda una poderosa Alianza, se dio a conocer entre la Élite usando su fama y nobleza, intentó seducir a sus mujeres con su virilidad ya marchita, con cortesía le recibieron y con cortesía le dejaron partir, haciendo alusión a Reinos inexistentes, batallas imaginadas y promesas de retorno vanas.
Ya pasaron meses de aquellos días banales, ahora era tiempo de retomar el cuento y volver a sacar tajada de aquellos ilusos.
Sus dedos buscaron el gollete de una botella, que mal recordaba haber metido anoche junto a él en la cama.
Maldijo por no encontrarla y maldijo mientras su galeón se hundía tragado por un ansioso mar.
El mundo no lamentaría su perdida, quizás alguna dama epsiliana lloraría unos segundos su muerte, más sería tan leve su lágrima como el valor que tenía en su interior, humo.


viernes, 30 de abril de 2010

CUENTA REGRESIVA

Hace cinco años ya que no he tenido contacto con ningún ser humano, mis labios no se han separado casi, sólo para ingerir pequeños trozos de raíces, insectos, algunos frutos secos y la carne de alguna alimaña, he perdido peso, mi cuerpo es más ágil de lo normal, he ideado una estricta manera de cultivarlo para evitar que la falta de acción haga perder su memoria bélica.-
Mis sentidos se han agudizado, puedo distinguir a kilómetros de distancia el sonido del aleteo de un ave de mediano porte, mi olfato percibe aromas que nunca antes había imaginado, mis ojos prácticamente pueden ver en la oscuridad, toda mi piel es un receptáculo de sensaciones nuevas y aprehende a un ritmo vertiginoso todas las lecciones de la naturaleza.-
Mis primeros años de aislamiento significó una lucha sin cuartel contra mis recuerdos, mis responsabilidades, mis objetivos mundanos, mi mente ordenaba a mi ser regresar y guiar los ejércitos de mi pueblo hacia nuevas conquistas, sin embargo en el fondo sabía que mis valientes Generales harían bien su trabajo; mi corazón golpeaba mi pecho exigiendo la reconquista de mi amada esposa y Reina del Imperio Hécate, pero no debía flaquear era necesario mi aislamiento, no solo por mi, sino por mi Reina y todos los pueblos aliados …
Poco a poco fui controlando mis sentimientos, mis emociones, mi razón, para dar paso a otro nivel de sentir … a una nueva vida … a un nuevo Zarathustra.-
Hace no muchas lunas, desde la Caverna, mientras contemplaba el océano, una figura extraña y antigua cobró forma delante de mi, levanté mi vista la increpé con mi mirada y le pregunté:
-
…por qué interrumpes mi meditación?.
Una terrible voz inundó mi sien, la figura me hablaba:
-
Insolente criatura, habitas en la morada de mi hijo Enki, debería desaparecerte ante tan poco tacto para dirigirte a mi … sin embargo eres idéntico a aquel ser que hace mucho tiempo supe modelar en arcilla cuando cree vuestra especie
Rápidamente recordé las enseñanzas de mis maestros druidas, me encontraba en presencia de la mismísima Nammu, magnífica y antigua Diosa, cuanta desfachatez tuvieron mis palabras …
-
Basta ya pequeña criatura deja de pensar esas cosas ya conozco lo que piensas y lo que pensarás, sin embargo he venido a detenerte, debes dejar de meditar, tu espíritu se ha vuelto muy fuerte y ya estás listo para tu próximo destino en la tierra…
De repente una espesa bruma cubrió el océano y su imagen se esfumó. Una tranquilidad infinita me dejaron sus palabras, solo debo esperar un poco más, pronto el destino vendrá a buscarme …
Miré tímidamente a mi espada y un leve reflejo se coló en mis ojos, su filo estaba intacto, la empuñé firmemente y la blandí por horas untando la montaña de una melodía apocalíptica, no hubo brisa que no se partiera en dos, ni vientos que no sucumbieron esa tarde…

En busqueda de mi misma.

El anochecer calló con su manto purpura y violáceo sobre mi aposento, cubriéndole de negros y morados alternativos, aumentando mi sensación de pesadumbre.
La quietud era la tónica general en mi Reino, una paz falsa y podrida, que encubría el olor a muerte y dolor, de las batallas pasadas.
Mis ojos otearon el yermo horizonte, allí donde ante había frondosos bosques y campos labrados para alimentar al pueblo, ahora solo quedaban tristes esqueletos de arboles quemados, tierra yerma cubierta por la ceniza, regada con sangre corrompida.
El corazón se me cerró por un puño de tristeza que lo atenazaba, la piel se me erizó ante la fría mano de la Muerte, que bañaba con crudeza mis dominios.
Debía dejar de mirar o yo misma perecería ante tanto dolor y amargura, debía sacar fuerzas de la flaqueza, volver a organizar todo, pueblo y ejercito, recuperar la grandeza de nuestra amada I-H.
Olvidar deseos pasados y fatuos, que solo habían llenado mi cabeza con fantasias pueriles.
Este era mi reino y yo su Soberana........
__________________

Dos golpes secos me devolvieron a la realidad, la puerta de la Reina era golpeada.
- Pasad. Estoy despierta aun.-
La gran hoja de madera, finamente tallada con incrustaciones de ébano negro, marfil y plata, se abrió dejando pasar a la tímida figura de mi criadita, sus ojos de rantocillo asustado no habían cambiado, su virginal y delicada belleza, había superado los duros momentos vividos en mi ausencia, más estos, ya no tenían el brillo anterior, ahora parecían apagados, esta visión me resumió todo lo acontecido y los míos se llenaron de lagrimas.
Giré la cabeza, para que no viera mi dolor y aumentara el suyo, simulé coger una pieza de fruta, ella, conocedora de mi persona, evitó mirarme y presto dejo pasar a la persona que me reclamaba, cerrando la puerta tras ella y dejándome a solas con mi visita.
-Mi Reina.- Con esta sencillas palabras, la tremenda figura del Guerrero JoeMetroyMedio hincó su rodilla ante mi, ofreciéndome sus hombros y cabeza con una ligera inclinación, posé mis manos en ellos y con toda la dulzura posible, le hice levantarse ante mi.
La cabeza apenas me llegaba a su torso, me sentía débil y pequeña ante aquel ejemplar masculino, su rostro hetárico, esculpido a cincel, revelaba una inteligencia superior, una ligera barba, impoluta y bien recortada, le daba la humanidad suficiente para reclamar su puesto humano, todo el era viril y sensual, mi carne de mujer, se sentía atraída por su magnetismo, era inevitable, la Reina era pasión absoluta, en todo.......


Y él lo sabía, sintió mi deseo como una llamada muda a su ser, sus manos suavemente, se posaron en mis hombros, haciendo que la túnica que me cubría cayera a los pies de ambos, su susurro de seda, excitó mas mis sentidos. apenas sin esfuerzo, me alzó entre sus brazos , dejándome caer con la delicadeza de un amante dispuesto sobre el gran lecho, una de sus manos acariciaba mi cabello y con la otra y mi ayuda, empezó a despojarse de sus militares vestiduras, el olor a cuero y metal, su virilidad contenida, el sueño del deseo que se iba a cumplir, me hizo transportarme sobre una barca mecida por la sensualidad, cuando al fin desnudos, sentí el poder de su peso, el sabor de su boca anhelante, la virilidad buscándome con firmeza, la olas de sus acometidas en mi, me llevaron a plena mar con la fuerza de una luna llena, magnifico amante, con el poder absoluto de un Guerrero, dio satisfacción a la Reina en muchos sentidos, el carnal, en su ego y una fuerza renovada, para seguir nuevamente adelante.
Horas pasaron los amantes conociéndose y regalándose lo mejor de ellos, cuando caía ya el mediodía, ambos durmieron plácidamente, sin mediar palabra alguna, sus cuerpo habían hablado....... Sus sentidos aplacados.
El último pensamiento de la Reina fue hacia su esposo, ahora sabia que lo encontraría, ahora si....

__________________

miércoles, 21 de abril de 2010

Perdida en mi dominios.

Puse un pie en la arena blanquecina de la playa, la chalupa que me había llevado desde la nao, volvió al barco para desembarcar a la tropa restante, miré como se alejaba a ritmo de brazada, pronto volvería a ella, debía vengar a mi pueblo.
-
Mi Reina...- Una voz viril sonó a mi espalda, me giré despacio, con altanería regía, mientras mi mano derecha acariciaba la empuñadura de la espada presta a sacarla en caso de verme frente al enemigo. Pero solo me encontré con caras amigas que me miraban entre una mezcla de alivio, cariño y un deje de temor.


Mis queridos aliados SamSara, FHARMAKOM, la compasiva, Maquiaveliko, Aquilesss, shiroru, Prior, xt_latino, el compasivo, uruguayita, CORUM, Islanzadi, CarlitosR9, Lucas Grabeel, rienda, JoSePa, kohe2, Noa, Kalypsso, Jackie1305, hellsing-johnny, Alastor, JoeMetroyMedio y mis hijos DemenZzia y Falco.
Pero........
-
¿Donde esta el General.?- Mi voz sonó debil, volví a insistir- ¡Respondedme.!-
SamSara dió un paso hacía mi y me mostró con su poderosa magia la faz de una horrible calavera descarnada.


-
Nadie sabe de él, mi Señora.-
Cerré lo ojos fuertemente mientras la mente me decía:
-
¡Él no, por todos los Dioses.! Él no...-
Abracé con fuerza a mis hijos y con ellos de la mano, tomé camino de lo que quedaba de Palacio.
El regreso era mas cruel de lo que esperaba.
__________________

lunes, 19 de abril de 2010

Regreso al hogar

El silencio se cernía sobre todo mi Reino, a lo lejos, bandadas negras de aciagos cuervos volaban en círculos ante el pie de mi Palacio y el pueblo que le rodeaba, siniestra señal de muerte, ya corrupta, que castigaba y maldecía mi alejamiento de todo.


Me sentí responsable y mi boca se quebró en un rictus amargo, notaba su sabor ácido, la Muerte, el Odio y la Culpabilidad, tenían el mismo gusto, frío y metálico.
Me erguí sobre la proa de mis naval, la brisa me alborotaba el cabello, que fustigaba sobre mi rostro haciéndome entornar los ojos, las lagrimas lo mojaban, haciéndolo mas castigador en mi piel, el dolor me era grato, penitencia leve de mis pecados de desidia.
Apreté las manos, clavando las uñas hasta hacerme sangre, una furia negra comenzó a subir desde lo mas profundo de mi mente, embargando todo mi cuerpo.


Mi Palacio saqueado, mi gente pasada al cuchillo.......
Toqué mi amada espada, pesada y fiel como mi alma, y sobre ella hice el juramento mas poderoso de mi vida, todos aquellos que habían provocado tanto dolor en el Reino, caerían por mi propia mano, la empuñadura se teñía de sangre acompañando y cerrando las palabras.
En ese momento vendí mi alma a Hécate, para siempre........
Me volví hacía mi tripulación, sus caras relajaban terror ante el rostro estático de su Señora:
-
Volvemos a casa....... Prepararos para zarpar en tres días, saldremos de caza y despediros de los vuestros...... De los que queden-
Mi vista volvió a la costa, era hora de volver a ser la Reina Guerrera de Epsilon.

jueves, 1 de abril de 2010

La partida (II Parte)

Las semanas transcurrieron rápidamente. El tiempo parecía suspendido en una banda infinita de sensaciones placenteras, mi anfitrión resultó ser lo que esperaba, una delicia para los sentidos más exigentes, caballeroso, atento, divertido, con una atrayente personalidad y un gusto esquisto que llenaba mis días de infinitas dichas.
Vivía en un hermoso y austero palacete al borde del mar, la belleza y la calma del entorno, invitaba a la vivir con la tranquilidad de un monasterio, mas su poderosa flota, siempre encabezada por “La Capitana”, rompía el encanto y me recordaba guerras crueles.


Recuperé la paz interna, mis huesos, tan maltratados en batalla, se rellenaron de una carne joven y palpitante, la lozanía, ajada por las numerosas contiendas, volvieron a mis mejillas, me sentía bella nuevamente y el apuesto corsario, me lo hacía notar a cada momento con sus gentilezas y atenciones.
Cazábamos, montábamos a caballo, organizaba para mi entretenimiento, veladas donde la fiesta era continua y llena de colorido, la comida y la bebida más selecta nunca faltaba, los músicos se veían por doquier para llenar todo de una suave melodía que calmara mi espíritu inquieto.
A pesar de la cercanía que nos unía y el roce diario, mi caballero del mar, jamás había intentado sobrepasar los límites de una amistad sincera, nuestros ojos se buscaban continuamente despidiendo reflejos de deseo, la piel se nos erizaba cuando entraba en contacto, aunque fuera un simple roce al ofrecerme una copa de vino, aun así, no habíamos cruzado la línea fina que separaba una amigable compañía a un desbordamiento de pasión.
Pasaba las noches en mi aposento, tumbada en un gran lecho de seda, con la mirada fija en la puerta, cada ruido que escuchaba, creía que sería él, que venía a por mí, pero siempre me dormía con ese sueño en la mente, un sueño que quedaba en eso...
Fue así como llegué a olvidar mi Reino, a mi pueblo…
Pero un buen día la realidad me sacudió cruelmente de la mano de un emisario. Apareció ante las puertas de palacio, su rostro denotaba seriedad, se dirigió hacía mi con el respeto que merecía su Reina, mas su mirada era fría y distante, estaba perdiendo el favor de mi gente.
-
Mi Señora.- Dijo clavando una rodilla ante mi.- A mi pesar, no os traigo buenas nuevas.-
Y diciendo esto con voz grave, me tendió un pergamino sellado con el emblema de mi Real Casa, retirándose sin mirar atrás, ni esperar una posible contestación.
Su actitud y la frialdad del papel, me encogieron el corazón. Me temblaban las piernas y apenas llegué a sentarme en el pequeño trono donde recibía las vistas, me quede mirando absorta el rollo, temiendo abrirlo. Sentí la mano cálida de Cranek sobre mi hombro.-
-
¿Noticias de vuestro hogar, mi Señora?-
Levanté la mirada hacía él y sin saber por qué comencé a llorar sin emitir sonido alguno, le tendí el maldito pergamino y lo abrió, leyéndolo con lentitud, una vez terminado, se arrodilló a mis pies y cogiéndome ambas manos me miró y con una dulcera extrema, enjuagó mis lágrimas.
-
Señora, debéis partir, vuestro pueblo os necesita.-
-
Si, lo sé.-
-
No estéis triste, siempre tendréis aquí un lugar seguro donde refugiaros.-
-
No sé deciros, ni como agradeceros lo que habéis hecho por mí… Yo…-
Posó tiernamente sus labios en los míos y silencio mi voz, fue el beso más simple y dulce que había experimentado nunca, sentí que mi ser se abandonaba a una delicia momentánea sin límite, mi corazón se detuvo los segundos que apenas duró.
-
Volveréis. Mandaré construir un palacio en mi isla para vos, será parte de vuestro Reino, se llamará Petra, por que como vos, tiene la dureza y la nobleza de la roca, mas por dentro, tenéis la sencillez de una mujer, una mujer increíblemente dulce y hermosa.-
Le miré fijamente y supe que era un juramento, una promesa que culminaría mis noches de espera. Algo se movió en mi interior, estaba conmovida por todos los sentimientos que fluían entre los dos, me levanté recuperando la altivez que me caracterizaba y con voz profunda, posé mis manos sobre sus hombros, como una Reina nombra a su caballero en los duelos de honor.
-
Que así sea, en mis dominios de Schawios, también levantaré un palacio digno de vos, su nombre será Corsario en vuestro honor y pasará a vuestro dominio, de esa forma, dos de los pueblos de Epsilon más poderosos aunaran su fuerza en una sola.-


Le dejé así, arrodillado mientras desaparecía rumbo de nuevo a mi hogar, de espaldas no vería mis lagrimas de desconsuelo caer.

lunes, 29 de marzo de 2010

El Corsario y la Reina (I Parte)

La Reina no guarda en su memoria cuando apareció el Corsario ante su vista.
Solamente entre la niebla de la memoria tiene presente la imagen de su barco de guerra "La Capitana" aparecer en el horizonte, nave temible y poderosa que empezó a sembrar el pánico frente a las costas de su Reinado y contra todos los enemigos I-H, quizás le atrajo la leyenda, la sed de batalla o el enemigo común, poco importaba ya, sus destinos se habían cruzado, forjando un nuevo mito en Epsilon mas allá de lo esperado.


Tres días duraron los combates, tres días que mermaron las fuerzas de la Soberana, tres largos amaneceres de muerte y dolor. Las aguas negras del mar invernal, se tiñeron de sangre espumosa, el olor a cadáver y fuego era irrespirable, haciendo aun más cruentas las escenas que se veían en el horizonte...
Las naves enemigas caían por doquier bajo el fuego de los ejércitos I-H, NOA, KAM y HEAVY, también sus naves sufrían grabes daños, era a muerte por ambos bandos.
___________________

Cuando baje de mi navío principal me fallaban las fuerzas, la ropa se pegaba a mi piel arañándola, su textura estaba tiesa por la sangre corrompida, la salinidad del agua y el humo, el pelo parecía un casco duro en mi cabeza debido a la suciedad del sudor, apestaba como un orco muerto y mi cuerpo solo pedía algo que beber, comida ligera y un buen lecho donde dormir durante días.
Cuando mis pies se posaron en tierra, tambalearon por mi debilidad y los días pasados lejos de tierra firme, una mano fuerte y gentil me sujeto por la cintura, impidiendo que cayera de buces sobre el ruin suelo del puerto. No había notado cerca de nadie, mis ojos se levantaron ante una figura vestida de negro completamente, su ropa, olor y aspecto era muy parecido al mío, venia de la misma batalla, mas ignoraba quien era, jamás vi a nadie parecido, mi cuerpo, sin saber porque, se estremeció.
-¿Quién sois?-
- Cranek de Epsilon, Señora.-
Solo oí eso y me desplomé inerte por agotamiento puro.
___________________

Recuperé el sentido, no se cuantas horas y días después.
El cuerpo me dolía terriblemente y un hambre voraz me acosaba. Me incorporé ligeramente sobre el lecho en que me hallaba y observé el entorno, me era extraño, en apariencia parecía ser el camarote de algún barco, seguramente del capitán, por su amplitud y detalles.


Posé mis pies desnudos en el suelo de madera pulida, el tacto era agradable e incluso sensual, su suavidad acariciaban mis plantas llenándolas de sensaciones placenteras, alguien se había tomado la molestia de bañarme y curar mis heridas, habían frotado mi piel con ungüentos calmantes y aromáticos.
Sobre una mesa maciza de madera oscura descubrí unas fuentes llenas de sabrosa fruta y jarras llenas de espirituosos vinos, cogí una uvas de aspecto dulce y las comí mientras seguía observando la curiosa estancia, el azúcar me lleno de frescor la boca y calmó en parte mi hambre lobuna, un buen trago de caldo fino de la tierra, apagó mi sed. Todo el mobiliario despedía una elegancia serena y masculina, olía a madera, tabaco y algo parecido al sándalo, mil detalles me mostraban una vida entera dedicada al mar.
Algo se movió a mis espaldas, me giré rápidamente asustada, realmente, no sabía dónde me encontraba, ni por qué…
Era el hombre que vi en el puerto, de alta y fornida figura, cubría su torso firme y de rizado bello con una ajustada camisa negra, que dibujaba sus poderosos músculos, un pantalón de piel fina dejaba adivinar unas piernas increíblemente fuertes, era terriblemente apuesto y viril, su aroma, una mezcla poderosa de mar y esencia masculina, embriagaba los sentidos, era un autentico ejemplar digno de complacer a cualquier dama.
Noté que mis pechos se excitaban y mi piel comenzaba erizarse, este sentimiento provocó, extrañamente en mi un sonrojo y pudor, poca veces conocidos, mi alma guerrera se empequeñecía ante él.
Bajé tímidamente la mirada y con apenas un susurro, le hablé:
- Vos sois Cranek, Líder del Reino de Heavy.-
- Así es mi Señora. Os traigo ropa limpia, por si queréis salir a cubierta. Es de nuestro grumete, como comprenderéis, ropa de mujer, no tenemos abordo.-
- Gracias… Mas decirme… ¿Dónde estoy y por qué?-
- Os encontráis en el buque insignia de mi flota, “”La Capitana”, vuestro Reino se vio asediado por las tropas terrestres de los espartanos, vuestra vida peligraba y vos, no estabais en condiciones de enfrentaros a tal horda de asesinos. Decidí trasladaros a mi Reino y poneros en lugar seguro…-
- ¿Y mi gente? ¿Mi pueblo? ¡Por los Dioses! Contadme lo acontecido.-
- Todo bien mi Reina, no voy a mentiros y decir que no hubo bajas, crueles muertes y saqueos, pero vencimos.-
- He de volver.-
- No.-
Su voz fue tajante y concisa, pero se suavizó:
- Señora, ahora ya no solucionaríais nada, necesitáis descansar y recuperaros, el viaje es largo y fatigoso, vuestras fuerzas están mermadas. Desde aquí podréis mandar emisarios que coordinen la recuperación de la zona, estar al tanto de todo, sin poner en peligro vuestra salud. Permitirme teneros como invitada el tiempo que necesitéis para recuperaros, entonces volveréis a vuestro Reino, con la fuerza que requiere el momento.-
Medité brevemente, realmente mis fuerzas y salud eran mínimas, necesitaba reposo y paz, paz largamente olvidada. Miré hacía el ojo de buey, el día era nebuloso y mágico, a la lontananza se adivinaba una costa rebosante de lujuriosa vegetación, entre la marisma me pareció ver el brillo de las almenas de un hermoso palacio. Algo me dijo que aquel sería el lugar ideal para renovarse, miré nuevamente largamente a mi interlocutor, no podía negar que era hermoso… Sí, me quedaría, me era grata también la compañía. Él debió adivinar mis pensamiento, irguiéndose poderoso ante mi, volvió a tenderme la ropa prestada y con una media sonrisa, apenas susurro.-
- Vestiros, yo iré a dar órdenes de que preparen mi palacio para recibir a una Reina, ¡la Reina de Epsilon!-
Dicho esto de dos zancadas, abandonó la estancia, dejándome sola con mis pensamientos y las vestiduras de un pequeño grumete.



Me enfunde la ropa apresuradamente y salí en pos de él.